Ángel Guerra

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Ángel Guerra
Autor Benito Pérez Galdós
Publicación 1891 (hace 133 años)
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Ángel Guerra (1891) es una novela de Benito Pérez Galdós.

Citas[editar]

  • «Al concluir la misa, pasaron al locutorio y hablaron con las Franciscas, para quienes no había nada más sabroso que echar un parrafito con D. Tomé. ¡Qué olor a incienso, a ropa limpia, a canela y a humedad!».[1]
    • Fuente: «Segunda Parte, V, Más días toledanos, III»
  • «... como todo toledano rico, era algo arqueólogo».[2]
    • Fuente: «Segunda parte, I, Parentela. - Vagancia, II»[3]
  • «En las gruesas estribaciones de la parroquia, vio los escudos de los Rojas, morrión por arriba, losanges y cascabeles por abajo, y entre los miembros rotos de fabricas que fueron magníficas, casuchas miserables, puertas increíbles, rejas gastadas que semejaban palos de canela, paredes hendidas y tabiques de ladrillo que se sostenían de milagro».[4]
    • Fuente: «Segunda parte, I. Parentela. - Vagancia, IV»
  • «Fue a la cocina, rompió un huevo en una taza y lo batió bien, pero bien; echolo en una vasija grande con la dosis de medio vaso de agua, añadiendo una copa chica de ginebra, un poco de canela y azúcar en proporción. Para el perfecto gin cock tail (literalmente rabo de gallo con ginebra) no faltaban más que las gotas amargas, que le dan aroma y tonicidad; pero como D. Pito no las tenía, prescindió de aquel sibaritismo,...».[5]
    • Fuente: «Primera Parte, VII, Herida. - Bálsamo, I»
  • «Las monjas querían a su capellán como a las niñas de sus ojos, y solían regalarle en las festividades platos de arroz con leche, sobre los cuales dibujaban con el polvillo de canela el letrero ¡viva Jesús!, y de vez en cuando le mandaban acericos muy primorosos. He aquí la explicación de que hubiera tantos en la casa».[6]
    • Fuente: «Segunda Parte, III, Días toledanos, I»
  • «[Toledo] está] compuesta exclusivamente de cuestas, callejones y pasadizos... Respetando los grandes monumentos: Catedral, Alcázar, San Juan y poco más, debemos meter la piqueta por todas partes, y luego alinear bien. (...) ¡Figúrate tú que hermoso sería aislar completamente la Catedral, ensanchar la calle del Comercio y poner un tranvía de punta a punta!».[2]

Véase también[editar]

Referencias[editar]

  1. Galdós (1891), «Segunda Parte, V, Más días toledanos, III», p. 241. Consultado el 7 de junio de 2020.
  2. 2,0 2,1 Calvo, Mariano. «Navarro Ledesma, un talento malogrado.» ABC. Consultado el 2 de octubre de 2019.
  3. Galdós (1891), p. 13. Consultado el 7 de junio de 2020.
  4. Galdós (1891), «Segunda parte, I, Vagancia, IV», p. 241. Consultado el 7 de junio de 2020.
  5. Galdós (1891), «Primera Parte, VII, Herida.- Bálsamo, I», p. 284. Consultado el 7 de junio de 2020.
  6. Galdós (1891), «Segunda Parte, III, Días toledanos, I», p. 94. Consultado el 7 de junio de 2020.

Bibliografía[editar]