Canela

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La canela es la «corteza de las ramas, quitada la epidermis, del canelo, de color rojo amarillento, olor muy aromático y sabor agradable».[1]

Citas[editar]

Citas por autor[editar]

Federico García Lorca[editar]

Página principal: Federico García Lorca
  • «[La poesía] hará posibles los azahares en enero y las toronjas en diciembre, y levantará torres de canela en la puente de los ríos».[2]
  • «... ¡Oh, ciudad de los gitanos!
    ¿Quién te vio y no te recuerda?
    Ciudad de dolor y almizcle
    con las torres de canela».[2]

Benito Pérez Galdós[editar]

Página principal: Benito Pérez Galdós

Ángel Guerra[editar]

Página principal: Ángel Guerra
  • «Al concluir la misa, pasaron al locutorio y hablaron con las Franciscas, para quienes no había nada más sabroso que echar un parrafito con D. Tomé. ¡Qué olor a incienso, a ropa limpia, a canela y a humedad!».[3]
    • Fuente: «Segunda Parte, V, Más días toledanos, III»
  • «En las gruesas estribaciones de la parroquia, vio los escudos de los Rojas, morrión por arriba, losanges y cascabeles por abajo, y entre los miembros rotos de fabricas que fueron magníficas, casuchas miserables, puertas increíbles, rejas gastadas que semejaban palos de canela, paredes hendidas y tabiques de ladrillo que se sostenían de milagro».[4]
    • Fuente: «Segunda parte, I, Vagancia, IV»
  • «Fue a la cocina, rompió un huevo en una taza y lo batió bien, pero bien; echolo en una vasija grande con la dosis de medio vaso de agua, añadiendo una copa chica de ginebra, un poco de canela y azúcar en proporción. Para el perfecto gin cock tail (literalmente rabo de gallo con ginebra) no faltaban más que las gotas amargas, que le dan aroma y tonicidad; pero como D. Pito no las tenía, prescindió de aquel sibaritismo,...».[5]
    • Fuente: «Primera Parte, VII, Herida.- Bálsamo, I»
  • «Las monjas querían a su capellán como a las niñas de sus ojos, y solían regalarle en las festividades platos de arroz con leche, sobre los cuales dibujaban con el polvillo de canela el letrero ¡viva Jesús!, y de vez en cuando le mandaban acericos muy primorosos. He aquí la explicación de que hubiera tantos en la casa».[6]
    • Fuente: «Segunda Parte, III, Días toledanos, I»

Refranero[editar]

  • «Si no hubiese más de ajos que de canela, cuanto valen ellos valdría ella».[8]

Referencias[editar]

  1. Real Academia Española. «canelo .» Diccionario de la lengua española (edición del Tricentenario, actualización 2019). Consultado el 5 de junio de 2020.
  2. 2,0 2,1 Romance de la Guardia Civil. En Literatura española y literatura hispanoamericana, Arce de Vázquez, Margot. pp. 495, 527. La Editorial, UPR, 1998. ISBN 9780847704040.
  3. Galdós (1891), «Segunda Parte, V, Más días toledanos, III», p. 241. Consultado el 7 de junio de 2020.
  4. Galdós (1891), «Segunda parte, I, Vagancia, IV», p. 241. Consultado el 7 de junio de 2020.
  5. Galdós (1891), «Primera Parte, VII, Herida.- Bálsamo, I», p. 284. Consultado el 7 de junio de 2020.
  6. Galdós (1891), «Segunda Parte, III, Días toledanos, I», p. 94. Consultado el 7 de junio de 2020.
  7. Correas (1906), p. 457.
  8. Correas (1906), p. 253.

Bibliografía[editar]

  • Correas, Gonzalo (1906). Vocabulario de refranes y frases proverbiales y otras formulas comunes de la lengua castellana en que van todos los impresos antes y otra gran copia. Madrid, Jaime Ratés. En Internet Archive.