«Oye, oh Dios, mi voz en mi preocupación. De lo pavoroso del
enemigo quieras salvaguardar mi vida. Quieras ocultarme del habla confidencial de los
malhechores, del tumulto de los practicantes de nocividad, que han aguzado su lengua
precisamente como una espada, que han apuntado su flecha, discurso amargo, para disparar
desde lugares ocultos contra alguien exento de culpa».
Salmo 64:1-4
«Para mí, ¡cuán preciosos son tus pensamientos! Oh Dios, ¡hasta cuánto llega la gran suma de ellos!».
Sal. 139:17
«Tu pueblo se ofrecerá de buena gana en el día de tu fuerza militar. En los esplendores de la santidad, desde la matriz del alba, tienes tu compañía de hombres jóvenes justamente como gotas de rocío».
Sal. 110:3
«David le ganó una vez a Goliat hace 3.300 años o 3.400 años. David nunca más ha ganado a Goliat. Siempre ha ganado Goliat, por eso aparece en la Biblia».
«En el entusiasmo de sus descubrimientos la alta crítica ha aplicado al Nuevo Testamento pruebas de autenticidad tan severas que cien personajes antiguos —por ejemplo, Hammurabi, David, Sócrates— se desvanecerían en la leyenda».