Noche toledana

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Una noche toledana se refiere a «una noche muy ajetreada y sin poder dormir, ya sea por las molestias o bien a causa de los disgustos».[1]

Citas[editar]

A[editar]

  • «Al fin quiso Dios que viniera el día, que ya llegábamos a sospechar si las noches toledanas serían cortas con respecto a las noches prusianas; salió el sol; y poco faltó para que en nuestra alegría le adoráramos como divinidad more gentílico».[2]

C[editar]

  • «Con la "noche toledana" del tráfago aventurero, de la empresa de amor y de la bulla, me entierren... Con las otras, carguen los bienaventurados á quienes la suerte les depare una mala hostería con ribetes de "hotel"».[3]
  • «Cuenta la tradición, y preciso es respetarla por lo piadosa, poética y caballeresca, que retrata el espíritu de la época y el temple del alma toledana, sólo comparable al de sus aceradas hojas, que en una de aquellas turbulentas noches, que ha pasado á la posteridad con el nombre de noches toledanas, la obscuridad más profunda reinaba en un retorcido callejón, que corría por la parte meridional de la hoy restaurada iglesia de los Santos Justo y Pástor, callejón desaparecido, como toda la barriada, que se derribó en tiempos del cardenal Cisneros, para edificar el actual convento e iglesia de San Juán de la Penitencia. En él estaba situada una gran casa donde habitaba un anciano hidalgo, con su única hija Isabel, hermosa joven...».[4]
    • Manuel Castaños Montijano[5]

E[editar]

  • «El gran Lope de Vega, para preparar los versos famosos de su Noche toledana, echó antes todas las negruras de su pluma en aquella invocación épica:...».[6]
  • «En todas partes cuecen habas... La misma Alemania es harto frugal y descuidada, menos en las ciudades del Rhin, donde la vida que ofrecen los hoteles es muy del gusto de los gourmets y de los gourmands. En Berlín, y especialmente en Munich, se dan "Noches toledanas": ¡vaya sí se dan! y mucho más negras que en la ciudad de Lobo...».[7]
  • «Esto lo hacían las mozas necias, y de allí salío decir noche toledana por noche mala, por el desvelo que pasaban».[8]
    • Gonzalo Correas
    • Fuente: Vocabulario de refranes y frases proverbiales (1627)
    • Nota: «Se refiere a que las mozas toledanas, en la noche de San Juan, permanecían a la escucha de la primera palabra que oían en la calle a partir de las doce, pensando que con el que se nombrase se habían de casar».[8]

L[editar]

  • «Le recordaba yo a Buñuel aquellas fantasmagóricas noches toledanas, como también algunas de sus feroces bromas».[9]

N[editar]

  • «Noche toledana: la que se pasa en claro, sin dormir, porque los mosquitos persiguen a los forasteros, que no están prevenidos de remedios como los demás».[11]

O[editar]

  • «... ¡Oh el encanto feliz y misterioso, de las profundas noches toledanas!... Es la ciudad una silente esclava, y envuelta en su almaizal de rosa y oro, vela la Luna, mientras duerme el alma».[12]

Q[editar]

  • «¿Quién, sobre todo siendo mozo, no ha pasado una "noche toledana" en brava jácara con ingredientes y auxiliares gustosos?».[13][14]

S[editar]

  • «Si no lo viéramos, no lo creyéramos. Seis años después de escrita la comedia de Lope de Vega, uno de los cuatro Catones que dió al mundo la ilustre familia de los Covarrubias y Orozcos, publicaba en la oficina del impresor madrileño Luis Sanchez su célebre tesoro de la Lengua Castellana ó Española, y ya se hacía cargo de la sumision que nos maravilla. Oigamos á este autor:

    NOCHE TOLEDANA.-La que se passa de claro en claro sin dormir, porque los mosquitos persiguen á los forasteros que no están prevenidos de remedios, como los demás.

    Aquí tenemos traducido libremente lo de las avispas y pulgas de Lope. Ya quedó sancionado por la lexicología racional el neologismo que cometió aquel poeta. Ni el murciélago alevoso que afligió á la bella Mirta, la bien amada de Delio, produjo tanto daño como los pícaros insectos que en una noche del 1605 despertaron la hilaridad de un concurso haito de festejos interminables. El músico cínife, la saltadora pulga ó la punzante avispa son causa de que en Toledo no se pueda dormir descansadamente, y á esto es debido el hoy tan universal renombre de las noches toledanas».[15]

U[editar]

  • «Una noche toledana, del jaez que la pintan unos y otros, ¿quién que haya sido cadete en el Alcázar no la ha pasado? Si hay uno solo que pueda levantar el dedo, que salga...».[16]

Y[editar]

  • «Ya estoy en el lugar conocido por la "Roca Tarpeya", que tanto se parece a un nido de águilas elevándose sobre la acerada corriente del río Tajo, y también a la proa de una nave que bogara hacia el infinito, convertido en vigía de esas impresionantes noches toledanas; en estático contemplador de sus ardientes plenilunios y de esas maravillosas nubes...».[17]

La noche toledana (1605) de Lope[editar]

—Florencio: No las nombres pulgas; demonios las llama.
—Beltrán: Pulga vi yo que tenía tenanzas con que mordía.
—Florencio:¡Linda noche!
—Beltran: ¡Linda cama! ¡Enamoráos en Toledo de las damas del mesón!
—Beltran: Noches toledanas son...
—Florencio: Sosiégate.
—Beltran: Por Dios, que me he de acordar de la noche toledana.[18]

Véase también[editar]

Referencias[editar]

  1. Suazo Pascual, Guillermo. Abecedario de dichos y frases hechas, N.º 8. EDAF, 2017. En Google Libros. Consultado el 23 de julio de 2019.
  2. Viages de Fr. Gerundio, por Francia, Bélgica, Holanda y orillas del Rhin (1842). p. 354. Estab. Tip., calle del Sordo no. 11, 1842.]
  3. Ibáñez Marín (1893), p. 189.
  4. Castaños Montijano, Manuel. ¡Entre ruinas!: colección de artículos publicados en diferentes revistas y periódicos sobre asuntos de historia, arte, arqueología y tradiciones toledanas, p. 10. Archivo Municipal de Toledo. Consultado el 24 de julio de 2019.
  5. Isabel Sánchez, José Luis. DBE: «Manuel Castaños Montijano.» Real Academia de la Historia.
  6. Ibáñez Marín (1893), p. 186.
  7. Ibáñez Marín (1893), pp. 179-180.
  8. 8,0 8,1 Iribarren, José María y José María Romera. El porqué de los dichos: sentido, origen y anécdota de los dichos, modismos y frases proverbiales de España con otras muchas curiosidades, p. 69. Gobierno de Navarra, Departamento de Educación y Cultura, 1994. En Google Libros. Consultado el 23 de julio de 2019.
  9. Fernández Utrera, María Soledad. Buñuel en Toledo: Arte público, acción cultural y vanguardia, p. 57. Boydell & Brewer, 2016. En Google Libros. Consultado el 23 de julio de 2019.
  10. Sánchez Lubián, Enrique. «Noche toledana... Del insomnio surge la poesía.» ABC. Consultado el 23 de julio de 2019.
  11. Gorsse, Odette y Frédéric Serralta El Siglo de Oro en escena: homenaje a Marc Vitse, p. 692. Presses Univ. du Mirail, 2006. En Google Libros. Consultado el 23 de julio de 2019.
  12. Mena Pérez, Vicente. «Toledana: Los encantos de la noche.» El Castellano, Año XVIII. Núm. 3679. 28 de septiembre de 1928. Archivo Municipal de Toledo. Consultado el 25 de julio de 2019.
  13. 13,0 13,1 Ibáñez Marín (1893), p. 185.
  14. Sánchez Lubián, Enrique. «Orígenes literarios de la noche toledana.» ABC. Consultado el 23 de julio de 2019.
  15. Martín Gamero, Antonio. «Mosáico científico y literario: La noche toledana.» El Tajo, pp. 235-6. Año I. Núm. 26. 30 de septiembre de 1866. Archivo Municipal de Toledo. Consultado el 25 de julio de 2019.
  16. Ibáñez Marín (1893), p. 184.
  17. Macho, Victorio. Memorias, p. 356. G. del Toro, 1972. En Google Libros. Consultado el 24 de julio de 2019.
  18. Escenas XIX y XX, de la comedia de Lope. Edición de Juan E. Hartzenbusch. Incluida en Comedias escogidas de frey Lope Félix de Vega Carpio, volumen 24, pp. 221-22. Madrid: M. Rivadeneyra, 1859.

Bibliografía[editar]