Charlas de café

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«Lo que entra en la mente por vía de razonamiento, cabe ser corregido; lo admitido por fe, casi nunca».

Charlas de café es un libro de Santiago Ramón y Cajal publicado en 1921 como segunda edición de Chácharas de café, aparecido un año antes. Recoge una «colección de máximas y pensamientos sugerentes, con reminiscencias de los clásicos griegos del género aforístico tradicional».[1]

Citas extraídas del libro[editar]

  • «Apártate progresivamente –sin rupturas violentas– del amigo para quien representas un medio en vez de un fin».[2]
  • «Conocénse infinitas clases de necios; la más deplorable es la de los parlanchines empeñados en demostrar que tienen talento».[3]
  • «Consideremos a los hombres de espíritu sistemático y rígido como a los libros: se leen si interesan; más nadie discute con ellos».[4]
  • «De todas las reacciones posibles ante una injuria, la más hábil y económica es el silencio».[5]
  • Diálogo:
    -«¿Alborotas y te enojas al discutir? Luego no tienes razón.
    -Es que hablo con imbéciles.
    - Pues entonces el imbécil eres tú al intentar persuadirles a gritos. El buen argumento, como el proyectil de las armas modernas, debe salir de la mente sin humo, sin fuego y con el menor ruido posible».[6]
  • «El ideal del español de buena parte de la clase media es jubilarse tras breves años de trabajo, y, si es posible, antes de trabajar».[7]
  • «El silencio de los envidiosos es el mejor elogio a que puede aspirar un autor».[8]
  • «En materia de arte no importa el modo, sino la moda».[9]
  • «Es difícil ser muy amigo de los amigos sin ser algo enemigo de la justicia».[10]
  • «Evita la conversación del amigo cuya palabra, en vez de ser trabajo, es placer. Los grandes parlanchines suelen ser espíritus refinadamente egoístas, que buscan nuestro trato, no para estrechar lazos sentimentales, sino para hacerse admirar y aplaudir».[11]
  • «Hay pocos lazos de amistad tan fuertes que no puedan ser cortados por un cabello de mujer».
  • «Hay tres clases de políticos: los que enaltecen la Patria, lo que la sirven y los que la explotan».[13]
  • «Hay un patriotismo infecundo y vano: el orientado hacia el pasado; otro fuerte y activo: el orientado hacia el porvenir. Entre preparar un germen y dorar un esqueleto, ¿quién dudará?».[14]
«La verdad es un ácido corrosivo que salpica casi siempre al que la maneja».
  • «Homenaje en puerta, menosprecio a la vuelta».[15]
  • «La hermosura es una carta de recomendación escrita por Dios. Lo malo es que, de vez en cuando, el diablo la intercepta furtivamente y cambia la dirección. Y así, la hermosura destinada a la ventura de un discreto, llega a las manos del torpe o del mentecato, con que el idilio se convierte en comedia o en tragedia».[16]
  • «La vanidad nos persigue hasta en el lecho de la muerte. La soportamos con entereza porque deseamos superar su terrible grandeza y cautivar la admiración de los espectadores».[17]
  • «Lo peor no es cometer un error, o proferir un dislate, sino tratar de justificarlos, o racionarlos, como se dice ahora, en vez de aprovecharlos como avisos providenciales de muestra ligereza o ignorancia».[20]
  • «Los misóginos deberían recordar que la más ignorante y rústica de las mujeres puede engendrar un hombre de genio». [21]
  • «Ocioso es porfiar con viejos. Sus opiniones, como sus suturas craneales, se hallan osificadas. Nada me inspira más veneración y asombro que un anciano que sabe cambiar de opinión. Únicamente cuando el cerebro está en vías de crecimiento o lejos de la involución cabe inculcar doctrinas y corregir errores».[22]
  • «Quien todo lo manosea todo lo mancha».[23]
  • «Sólo el mal médico, el novelista trágico y el dramaturgo truculento gozan del raro privilegio de cobrar las desazones que nos dan».[24]

Referencias[editar]

  1. Ramón y Cajal (2016), p. 11.
  2. Ramón y Cajal (2016), p. .
  3. Ramón y Cajal (2017), p. [1]
  4. Ramón y Cajal (2016), p. 95.
  5. Ramón y Cajal (2017), p. [2]
  6. Ramón y Cajal (2017), p. [3]
  7. Ramón y Cajal (2016), p. 157.
  8. Ramón y Cajal (2016), p. 136.
  9. Ramón y Cajal (2016), p. 136.
  10. Ramón y Cajal (2016), p. 101.
  11. Ramón y Cajal (2017), p. [4]
  12. Ramón y Cajal (2017), p. [5]
  13. Ramón y Cajal (2016), p. 154.
  14. Ramón y Cajal (2017), p. [6]
  15. Ramón y Cajal (2016), p. 54.
  16. Ramón y Cajal (2017), p.[7]
  17. Ramón y Cajal (2017), p. [8]
  18. Ramón y Cajal (2016), p. 102.
  19. Ramón y Cajal (2017), [9]
  20. Ramón y Cajal (2017), p. [10]
  21. Ramón y Cajal (2017), en línea
  22. Ramón y Cajal (2017), p. [11]
  23. Ramón y Cajal (2016), p. 142.
  24. Ramón y Cajal (2017), [12]

Bibliografía[editar]

  • Ramón y Cajal, Santiago (2016). Charlas de café. Renacimiento (ed. Manuel Neila). pp. 7 a 19 (prólogo).  ISBN 9788416685622.
  • Ramón y Cajal, Santiago (2017). Charlas de café: Pensamientos, anécdotas y confidencias. Colección Tierra Firme. Editor Francisco Fuster. Editorial Fondo de Cultura Económica.  ISBN 9786071651174. Vista parcial en google libros. Consultado el 12 de enero de 2020.