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Manuel Vicent

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Manuel Vicent
«Todo lo que pasa en el mundo sucede ante nuestros ojos, pero ninguna gran tragedia dura más de un minuto en el telediario».
«Todo lo que pasa en el mundo sucede ante nuestros ojos, pero ninguna gran tragedia dura más de un minuto en el telediario».
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Manuel Vicent (Villavieja, Castellón, 1936) es un escritor y periodista español.

  • «Antes que nada, la escritura es un interruptor de la oralidad».[2]
  • «Creer que mientras vives no estás muerto es solo una bella suposición, puesto que mucha gente muere antes de morir y no se da cuenta».[3]
  • «De momento la inmortalidad sólo la han conseguido el plástico biodegradable y las prótesis que se llevan los muertos a las tumbas».[4]
  • «Dios creó el mundo en sólo seis días, y esa prisa se nota».[5]
  • «El fútbol consiste en meter el balón en la propia portería, que es la que defiende el equipo contrario».[6]
  • «El gangster Lucky Luciano lo dejó dicho: en cualquier negocio lo primero que hay que procurar es no ser el muerto».[7]
  • «El laurel tiene dos destinos: la cabeza del héroe o el estofado».[8]
  • «El optimismo es una fuente de riqueza».
  • «El silencio es el pensamiento abstracto por excelencia».[9]
  • «El tiempo es lo que uno hace».[10]
  • «El tiempo sólo son las cosas que te pasan, por eso pasa tan deprisa cuando a uno ya no le pasa nada».[11]
  • «En medio de la insoportable algarabía del mundo el estilo literario más profundo es el silencio.[12]
  • «Es muy difícil ser feliz sin hacer el ridículo».[13]
  • «Independencia es una palabra sagrada que empieza por inflamar el corazón y acaba por achicharrar el cerebro».[14]
  • «La ciencia ha reducido el Génesis a un cuento oriental».[15]
  • «La cobardía es el mejor método para llegar a la vejez».[16]
  • «La eternidad cabe entera en el día de hoy, sin esperar a mañana».[17]
  • «La fiesta nacional tiene mucho color: el rojo de la sangre es el más auténtico».[18]
  • «La infancia termina cuando con la llegada del uso de razón el niño percibe que sus padres no son inmortales. Esa es la verdadera expulsión del paraíso, el final de la inocencia, el presentimiento de la muerte».[19]
  • «La informática es ya una patria común; el resto, o sea, la moral, se reduce a tener limpia la acera de la casa».[20]
  • «La muerte es una neurosis humana todavía insalvable. Sobre ella se vierten salmos de tinieblas, cuentos de terror, fábulas de infiernos, paraísos y reencarnaciones».[21]
  • «La última tendencia literaria consiste en leer sólo los prospectos de las medicinas y los folletos de los herbolarios donde se explican las propiedades de las semillas y los minerales».[22]
  • «La única sabiduría consiste en dividir la vida en días y horas para extraer de cada una de ellas una victoria concreta sobre el dolor y una culminación del placer que te regale».[23]
  • «La vida es una herida mortal de necesidad».[15]
  • «La unidad de destino en lo universal [...] tratándose de un español consiste en ser toro o torero, según te vaya en la vida».[18]
  • «Los jueces son como los balones de rugby. Nunca sabes a ciencia cierta de qué lado van a botar».[24]
  • «Mi lucha por la existencia consiste en que a la hora del desayuno sea mucho más importante el aroma del café que las catástrofes que leo en el periódico abierto junto a las tostadas».[25]
  • «Nos mata el oxígeno. Morimos porque al respirar nos quemamos.[10]
  • «Nuestra generación ha entregado el alma a los contables y todas las pasiones que hoy nos conmueven se derivan de las estadísticas: para saber si somos felices, ahora se hacen encuestas».[26]
  • «Nunca discutas con el creyente que lleva el fuego del infierno incluso en el mechero. Su fanatismo es peor que la carne de perro».[17]
  • «Periodista es ese tipo que escribe a toda velocidad de cosas que generalmente ignora y lo hace de noche y la mayoría de las veces cansado o borracho y que no teniendo talento para ser escritor ni coraje para ser policía se queda sólo en un chismoso o en un simple confidente».[27]
  • «Si a lo largo de la historia la Iglesia no ha hecho más que equivocarse en todo, salvo en que la vida es una herida mortal de necesidad, ignoro por qué el Papa se permite el lujo de instalar la culpa en nuestra nuca y no en la suya».[15]
  • «Si ante la amenaza de cualquier calamidad se interrogara hoy al oráculo de Delfos, para acertar de lleno le bastaría con estas tres palabras: se veía venir».[28]
  • «Si en su momento la Iglesia condenó la vacuna de la viruela, la instalación del pararrayos, la anestesia, la transfusión de sangre y el parto sin dolor, tampoco hay que sorprenderse de que se oponga frontalmente ahora a la investigación con las células madre».[29]
  • «Sigo creyendo que [los socialistas] no sabían robar, prueba de ello es que los pillaron enseguida».[30]
  • «Sólo resucitan los que han muerto bien».[12]
  • «Tejer y destejer la manga del jersey de Penélope a lo largo de los días con un ovillo con el que juega el gato, en eso consiste en el fondo la literatura».[31]
  • «Todo lo que pasa en el mundo sucede ante nuestros ojos, pero ninguna gran tragedia dura más de un minuto en el telediario».[32]
  • «Vamos a estar tanto tiempo muertos que no hay por qué precipitarse».[33]

Digresiones y anecdotario personal

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  • «Adán y Eva, después del desayuno, se pusieron el chándal, cogieron las bicicletas y salieron a pasear. A medida que avanzaban se iban creando los caminos, el paisaje, los ríos azules, los valles, los bosques, los animales. Por la tarde crearon también la música de jazz y el güisqui y así hasta la mañana siguiente que fue lunes y ya intervino Dios».[34]
  • «Al final de todas las religiones y filosofías, en medio de tantos dioses, héroes y sueños, resulta que la vida no es sino un conjunto de chismes y un nudo de aromas, una pequeña costumbre cuyos pilares tan sólidos son de humo y salen de ciertas tazas frente a las cuales uno ha sido feliz».[35]
  • «Aquel día ya lejano en que en un restaurante de moda pedí unos salmonetes de roca y descubrí que uno de ellos llevaba una colilla de Winston en la tripa, supe que el fin del mundo, tal como lo habíamos conocido, estaba cerca».[36]
  • «Con el calor de la primavera se acerca una vez más el cosechón de cuchilladas, vómitos y descabellos que darán como fruto más de cincuenta mil toros taladrados cuya agonía será servida por televisión en primer plano. Las imágenes multiplicarán por un millón esta infame carnicería, y gracias a este banquete de plasma, planetariamente los españoles seguiremos siendo unos especímenes humanos que se divierten torturando animales y que hacen sonar las charangas para alegrar semejante degüello».[18]
  • «Comerse un higo chumbo junto a una tapia encalada y saber íntimamente que el azar es una de las formas que adopta la luz del sol cada día, eso modela nuestra felicidad».[37]
  • «Como las olas del mar, los días y las horas baten nuestro espíritu llevando en su seno un dolor o un placer determinado que siempre acaba por pasar de largo».[23]
  • «Con mucha sabiduría, en el siglo XIX los políticos se dividían en moderados y exaltados. Entonces estaba claro que el destino de una sociedad dependía del carácter de sus gobernantes. Después de todo, un político, un juez, un obispo o un militar traslada al ejercicio del cargo las mismas pasiones que utiliza para jugar al tute o a la garrafina».[38]
  • «Cuando aún había fe bastaba con el ángel de la guarda, pero ahora el papa ya no se fía. Necesita una burbuja antibala, una casulla acorazada y una mitra de plomo para hablar de amor. Es la última metáfora. Mientras los querubines no aprendan a usar la metralleta, el Vaticano, como cualquier otra empresa, necesitará abastecerse de ángeles de gimnasio que puedan dejar seco de un tiro a cualquier sospechoso en mitad de un padrenuestro».[39]
  • «Desaparecido el hombre de la faz de la Tierra, en ella reinarán todavía los lagartos, los berberechos, el bacilo de Koch y otras criaturas que resistan hasta el final la adversidad del universo. Tal vez el último superviviente será una bacteria semejante a aquella mediante la cual se inició la vida en una charca africana. (…) Entre estas dos bacterias hermanas, el tiempo se habrá constreñido a un punto inmaterial en cuyo interior se hallará la historia de la humanidad como un episodio secundario de la bioquímica. A pesar de esto, hay gente que saca pecho y dice: usted no sabe con quién está hablando».[40]
  • «El fin del mundo no llegará con una lluvia de fuego anunciada por las trompetas del arcángel ni será producto de las enormes calabazas de una guerra nuclear. Este planeta puede acabar ahogado bajo el insondable cúmulo de mierda que expele la humanidad. Nuestra alma es biodegradable, pero el plástico es inmortal».[36]
  • «El individualismo es ya una moral agónica. Vivimos en una contradicción: cada vez más egoistas y más necesitados, más competitivos y más pendientes de los demás, una soledad en medio de una alucinante y confusa algarabía de voces que se pierden en el espacio».[41]
  • «El miedo a la Guardia Civil está inscrito como un sello indeleble en el inconsciente de los españoles. Estuvieras dentro o fuera de la ley, vislumbrar de lejos en los caminos rurales de España las siluetas de una pareja con tricornio, capote y naranjero fue durante mucho tiempo siempre un mal trago».[42]
  • «El potro, la hoguera, el infierno, han sido instrumentos eclesiásticos a través de la historia frente al avance de la ciencia, y esta ha tenido que dejar atrás muchos sabios chamuscados, los cuales, no obstante, sentaron las bases para que al papa Wojtyla se le pudiera remendar el intestino después de sufrir un atentado».[43]
  • «El secreto es para el Estado lo que el misterio es para la religión: una zona inaccesible que rodea a Dios y que protege a los príncipes. Sólo mediante ciertos ritos algunos elegidos pueden penetrar en ese arcano. Se requieren juramentos, vestiduras, ungüentos y palabras esotéricas para celebrar la ceremonia de iniciación, pero apenas franqueado el interior del arcano los iniciados se dan cuenta de que ese espacio sagrado está lleno de golfos».[44]
  • «El tiempo no existe. El tiempo es lo que uno hace. A veces se llega demasiado pronto a una cita y uno decide hacer tiempo. Entras en un bar, tomas un café, lees el periódico, das la vuelta a la manzana, miras escaparates, ves pasar la gente. Esa es la materia del tiempo: acciones anodinas, repetidas e incongruentes que uno ejecuta antes de la cita con la muerte, puesto que al punto de encuentro con ella siempre se llega con toda una vida de antelación».[10]
  • «En este preciso momento te hallas en este mundo en forma de persona y tal como viene en el programa tu obligación al día de hoy consiste en no poner cara de mosquito para no dar pistas al enemigo».[45]
  • «En la Monarquía el símbolo del Estado se encarna con una unión hipostática en una persona que debe el cargo a un capricho de la genética. Un espermatozoide entre varios millones inicia la escalada hacia el óvulo y el ganador se convierte en rey o en reina, que llega a este mundo predeterminado a confundir su carácter con el destino de una nación».[46]
  • «En todos los pueblos de este país se han sacrificado reses en las fiestas de los santos patronos, y en las capeas polvorientas, llenas de sangre y moscas, se han sucedido los garrotazos, las sogas, el fuego, los empalamientos, las cuchilladas, las burlas y los gritos sobre unos animales puestos a merced de la turba para que esta manifieste eso que los chorras llaman los valores de la raza».[47]
  • «Frente a la filosofía está la posología, que es la dosis de ácidos, vitaminas y barbitúricos que el espíritu necesita para hallar la paz».[22]
  • «Guárdate del que pretende darte lecciones con una verdad absoluta o con un bate de béisbol. Son dos formas de partirte la cabeza».[17]
  • «Hoy el mundo se ha transformado en una inmensa carpa de cristal sin salida alguna y nuestra condena consiste en no poder abandonar nunca el tendido y estar obligados a consumir, repetir, comentar y reproducir inexorablemente las imágenes idiotas, violentas y anodinas que nos sirve la historia a través de un laberinto de espejos».[32]
  • «Hoy el País Vasco es un cuerpo social infectado por una septicemia».[48]
  • «Hubo un tiempo en que las barcas de arrastre del Mediterráneo pescaban ánforas y en casos de más fortuna sacaban a flor de agua en las redes entre peces plateados algunas divinidades naufragadas. Eran aquellos días dorados cuando gran parte de la mitología y de la historia se hallaba en el fondo del mar y pensar en el abismo aún servía para purificar la mente. Ahora un creciente albañal de detritus ha invadido el lugar que antes ocupaban los mármoles de nuestros dioses sumergidos junto con los arrecifes que formaban los trirremes fenicios, las goletas sarracenas, las carabelas y paquebotes de descubridores y piratas».[36]
  • «Imagino a Hamlet en escena con un estilete en la mano enumerando todas las desdichas humanas: la congoja de un amor desairado, el ultraje del opresor, la traición de un amigo, el desdén del soberbio o cualquier otra injusticia. Si en lugar de fingirse loco fluctuando entre las profundidades de la filosofía, el arrojo de la venganza o el suicidio, al final de cada agravio, envainada la daga, hubiera exclamado: “Bueno, y qué”, y luego se hubiera rascado una pierna, Hamlet hoy no sería el ente brumoso y atormentado de la tragedia, sino el príncipe de un relativismo de andar por casa que hace de la duda una fuente de felicidad y no de desdicha».[49]
  • «La luz que desintegra a Drácula es la misma que aniquila a los terroristas. La noche, la ambigüedad o el silencio o las frases pronunciadas dentro de una capucha dan mucho prestigio, y frente a él la democracia sólo tiene el arma de la libertad, que es el ácido más corrosivo».[50]
  • «Las desgracias ajenas pueden incluso desarrollar nuestras lágrimas, pero en el fondo ayudan a soportar el infortunio que todo el mundo arrastra, y aunque la castástrofe de otros despierta nuestra compasión, también nos provoca una secreta alegría morbosa por habernos librado esta vez».[51]
  • «Llegados al uso de razón, a los niños de mi generación, se nos hizo saber que no teníamos escapatoria. Un ojo de Dios dentro de un triángulo, como una especie de dron que todo lo ve, nos iba a vigilar en adelante día y noche. [...] Este cuento infantil macabro adquiere una realidad actual bajo una forma moderna. El ojo divino que todo lo ve ahora se llama Big Data».[52]
  • «Los agnósticos desde la playa con una cerveza en la mano verán en las pantallas procesiones con penitentes descalzos arrastrando cadenas tras los pasos de Cristos ensangrentados y de Vírgenes llorosas sin poder distinguir entre el látigo de los sayones y los insultos de cualquier líder político a su adversario».[53]
  • «Los elementos que componen nuestro cuerpo se crearon en alguna estrella de nuestra galaxia y llegaron hasta nosotros después de un largo viaje. Aquella lejana estrella, al convertirse en una supernova, hizo explosión y su fuerza centrífuga sembró el espacio de enormes masas de fuego que, al enfriarse, generaron vida allí donde el azar y la necesidad encontraron un ambiente propicio, trazando una parábola que va desde las charcas donde chapotearon los protozoos hasta ese bar de la esquina en cuya barra ahora estás contando al camarero tu terror a morir fumigado con un whisky en la mano».[45]
  • «Los poderosos y los facinerosos tienen los mismos guardianes y cerrojos. Políticos de cualquier ideología, delincuentes de cuello blanco, mafiosos, capitanes de empresa, banqueros, divos del espectáculo, cardenales y papas de Roma, a todos los iguala un mismo guardaespaldas cuyo criterio es indispensable para aprender la última filosofía: cómo ser libre detrás de una puerta blindada».[54]
  • «Miles de toros van a ser torturados públicamente hasta el degüello final, pero lejos de la plaza donde se celebra semejante miseria la corrida impregna la vida nacional desde hace siglos. Tauromaquia es todo lo pinturero, patriótico y grasiento que palpita bajo el rabo de Alá sin desollar: el ajo como cultura, la sequía como mística, el garrote vil como sacramento y el descabello como desplante».[55]
  • «No soy nadie, pobre de mí, para enmendarle la plana a Dios. Pero yo, en su lugar, desde el instante mismo de la Creación hubiera dejado las cosas claras. Aparte del capricho de que no me robaran las manzanas, hubiera clavado un bando con una chincheta en el tronco del árbol de la ciencia con dos órdenes muy rigurosas. Se prohíbe buscar la felicidad a través de la inteligencia. Se prohíbe hacer el idiota con los productos inflamables».[56]
  • «Nuestra iglesia ya no quema herejes, apenas imparte anatemas, ha rebajado el nivel de confrontación con la ciencia y las costumbres, pero se ha guardado las llaves de la vida y de la muerte. En ese peaje exige un tributo».[21]
  • «Para purgarse de la propia infelicidad, el público se convierte en un espectador sediento de sangre, y cada uno saca de la violencia el bálsamo de la piedad, la atracción del sadismo o el remedio del dolor».[51]
  • «Por mucho que se enmascare con un esteticismo hortera o con un flato poético, una corrida de toros en directo o en diferido es el espectáculo basura por excelencia, aunque lo presida el rey de España y le guste a algún chino».[18]
  • «Puede que solo seas un pequeño cobarde que prefiere soportar la injusticia con tal de vivir incontaminado. Así te quieren ellos, dedicado a los versos en la villa horaciana, entre gallinas y lechugas, tú contemplando el crepúsculo y ellos llenando el saco».[8]
  • «Se puede ser un gran patriota español o un ferviente independentista catalán y tener a la vez una insuficiencia renal».[57]
  • «Si alguien concibe que una carnicería semejante puede servir de soporte a un arte, ya está preparado para admitir que la verdad puede ser extraída mediante la tortura en el sótano de una comisaría; si se admite que la belleza puede surgir de la sangre derramada, aunque ésta se inflija a un animal, es que uno ya tiene justificado en el corazón todo tipo de violencia».[58]
  • «Si no salgo de casa no es por miedo a que me maten, sino a que lo haga un asesino que no esté a mi altura. Aquí en Madrid te expones a que te ultime un idiota por no cederle el paso».[59]
  • «Una vez comenté con un joven punki, aprendiz de navajero, que las noches se habían vuelto muy peligrosas. Me contestó: “Es cierto, cada vez hay más policías”».[60]

Referencias

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  1. «Fotos». 28 de agosto de 1994. El País.
  2. Retratos (2005), p. 9.
  3. «Resucitar». 1 de abril de 2018. El País.
  4. «Prólogo», en Espectros (2000), p. 8.
  5. «Creación». 22 de diciembre de 1996. El País.
  6. «Fútbol». 26 de noviembre de 1995. El País.
  7. «Ficción». 25 de noviembre de 2001. El País.
  8. 8,0 8,1 «La gloria». 22 de julio de 2001. El País.
  9. «Las horas» (1988), en Las horas paganas, p. 211.
  10. 10,0 10,1 10,2 «Respiración». 10 de agosto de 1997. El País.
  11. «El tiempo». 4 de enero de 2009. El País.
  12. 12,0 12,1 «Silencio». El País.
  13. «Felices». El País.
  14. «Otros reyes». El País.
  15. 15,0 15,1 15,2 «Doble llave». El País.
  16. «Cobardía». El País.
  17. 17,0 17,1 17,2 «Para vivir». 14 de marzo de 2010. El País.
  18. 18,0 18,1 18,2 18,3 «La columna». 11 de mayo 1997. El País.
  19. «Año 2018». El País. Consultado el 13 de noviembre de 2019.
  20. «La patria». El País.
  21. 21,0 21,1 «Visionarios». 16 de septiembre de 2019. El País.
  22. 22,0 22,1 «Modernos». El País.
  23. 23,0 23,1 «Las olas». 28 de marzo de 2004. El País.
  24. «El agujero». El País.
  25. «Café solo», en Las horas paganas (1998), p. 463.
  26. «Mediocres». El País.
  27. «Periodistas». 10 de marzo de 1996. El País.
  28. «Pronóstico». El País.
  29. «La condena». El País.
  30. «Petirrojos». El País.
  31. El cuerpo y las olas (contracubierta). Madrid: Alfaguara, 2007. ISBN 978-84-204-7264-5.
  32. 32,0 32,1 «El circo». El País.
  33. «Desafío». El País.
  34. «Zumo». 9 de junio de 2002. El País.
  35. «Café solo», en Las horas paganas (1998), p. 464.
  36. 36,0 36,1 36,2 «Postrimerías». 31 de marzo de 2019. El País.
  37. «La felicidad». 15 de octubre de 1995. El País.
  38. «Hormigas». 22 de septiembre de 2002. El País.
  39. «Gorilas». 17 de septiembre de 1995. El País
  40. «Pedregal». 2 de noviembre de 1997. El País.
  41. Charla el línea con los lectores a raíz de la presentación del libro del autor Mitologías. El País (Cultura), 16-2012. [1] El País.
  42. «Salteadores». 21 de mayo de 2017. El País.
  43. «El rayo». 2 de diciembre de 1990. El País.
  44. «El arcano». 2 de julio de 1995. El País.
  45. 45,0 45,1 «Viaje». El País.
  46. «Acacias». El País.
  47. «Degradante». El País.
  48. «Mal absoluto». El País.
  49. .«Y qué».
  50. «La capucha». El País.
  51. 51,0 51,1 «Vértigo». 31 de enero de 1993. El País.
  52. «Escapatoria». El País.
  53. «Confusión». El País.
  54. «Cerrojos». El País
  55. «Tauromaquia». El País.
  56. «Gas letal». El País.
  57. {«La testuz». 27 de junio de 2021. El País.
  58. «Sangre». El País.
  59. «Revelación». 20 de julio de 1997. El País.
  60. «El jardín». 28 de febrero de 1999. El País.