Manuel Vicent

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Manuel Vicent
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Manuel Vicent (Villavieja, Castellón, 1936) es un escritor y periodista español.

Citas[editar]

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A[editar]

  • «Adán y Eva, después del desayuno, se pusieron el chándal, cogieron las bicicletas y salieron a pasear. A medida que avanzaban se iban creando los caminos, el paisaje, los ríos azules, los valles, los bosques, los animales. Por la tarde crearon también la música de jazz y el güisqui y así hasta la mañana siguiente que fue lunes y ya intervino Dios».[1]
  • «Al final de todas las religiones y filosofías, en medio de tantos dioses, héroes y sueños, resulta que la vida no es sino un conjunto de chismes y un nudo de aromas, una pequeña costumbre cuyos pilares tan sólidos son de humo y salen de ciertas tazas frente a las cuales uno ha sido feliz».[2]
  • «A medida que uno sube a cualquier planta noble y se adentra en el núcleo del poder las azafatas y secretarias son más fascinantes. En ese trayecto se ha producido una selección natural casi caballar, de modo que las formas femeninas se han ido depurando hasta alcanzar la perfección de las medidas de oro y con ellas inundan ese ámbito hermético donde se establecen insonoras dentelladas de tiburón mientras se libra a la vez una batalla entre la seducción de las que obedecen y el polen de los que mandan».[4]
  • «Antes que nada, la escritura es un interruptor de la oralidad».[5]
  • «Aquel día ya lejano en que en un restaurante de moda pedí unos salmonetes de roca y descubrí que uno de ellos llevaba una colilla de Winston en la tripa, supe que el fin del mundo, tal como lo habíamos conocido, estaba cerca».[6]
  • «Aquella Eva que un día se descubrió a sí misma con horror completamente desnuda a la sombra del árbol de la ciencia ha tenido que darse una vuelta por toda la historia para poder volver al paraíso llena de fascinación con liguero de encaje».[7]

C[editar]

  • «Comerse un higo chumbo junto a una tapia encalada y saber íntimamente que el azar es una de las formas que adopta la luz del sol cada día, eso modela nuestra felicidad».[9]
  • «Con el calor de la primavera se acerca una vez más el cosechón de cuchilladas, vómitos y descabellos que darán como fruto más de cincuenta mil toros taladrados cuya agonía será servida por televisión en primer plano. Las imágenes multiplicarán por un millón esta infame carnicería, y gracias a este banquete de plasma, planetariamente los españoles seguiremos siendo unos especímenes humanos que se divierten torturando animales y que hacen sonar las charangas para alegrar semejante degüello».[11]
  • «Con mucha sabiduría, en el siglo XIX los políticos se dividían en moderados y exaltados. Entonces estaba claro que el destino de una sociedad dependía del carácter de sus gobernantes. Después de todo, un político, un juez, un obispo o un militar traslada al ejercicio del cargo las mismas pasiones que utiliza para jugar al tute o a la garrafina».[12]
  • «Creer que mientras vives no estás muerto es solo una bella suposición, puesto que mucha gente muere antes de morir y no se da cuenta. He aquí algunas pruebas inapelables. Si de madrugada, despierto en la cama, estiras una pierna hacia el lado fresco de la sábana y no sientes placer, es que estás muerto. Si al abrir los ojos descubres que está el sol en la ventana y no concibes que ese es un milagro que se repite cada mañana exclusivamente en tu honor, es que estás muerto. Si no agradeces que la brisa de primavera infle los visillos y llene tu habitación de un aroma de mar, es que estás muerto. Si pese a todo, persistes en enterarte de las noticias que llenan de basura moral el mundo y las prefieres al aroma de café que te llega de la cocina, es que estás muerto. Bosteza, ráscate la espalda por debajo del pijama y prepárate para el examen ante el espejo del cuarto de baño. Si ese espejo, que lo sabe todo de ti, no te absuelve, es que estás muerto».[13]
  • «Cualquier hecatombe general siempre se reduce a un drama íntimo, de la misma forma que uno puede resbalar en una piel de plátano y morir del batacazo mientras está cayendo la bomba de hidrógeno sobre su cabeza».[14]
  • «Cuando aún había fe bastaba con el ángel de la guarda, pero ahora el papa ya no se fía. Necesita una burbuja antibala, una casulla acorazada y una mitra de plomo para hablar de amor. Es la última metáfora. Mientras los querubines no aprendan a usar la metralleta, el Vaticano, como cualquier otra empresa, necesitará abastecerse de ángeles de gimnasio que puedan dejar seco de un tiro a cualquier sospechoso en mitad de un padrenuestro».[15]
  • «Cuando las mujeres en el futuro sustituyan a los hombres en los puestos de decisión, cosa que va a suceder en el sigo XXI, ellas estarán sentadas detrás de la mesa y los secretarios y otros subalternos serán valorados por las horas que hayan dedicado al gimnasio».[4]

D[editar]

  • «De momento la inmortalidad sólo la han conseguido el plástico biodegradable y las prótesis que se llevan los muertos a las tumbas».[16]
  • «Desaparecido el hombre de la faz de la Tierra, en ella reinarán todavía los lagartos, los berberechos, el bacilo de Koch y otras criaturas que resistan hasta el final la adversidad del universo. Tal vez el último superviviente será una bacteria semejante a aquella mediante la cual se inició la vida en una charca africana. (…) Entre estas dos bacterias hermanas, el tiempo se habrá constreñido a un punto inmaterial en cuyo interior se hallará la historia de la humanidad como un episodio secundario de la bioquímica. A pesar de esto, hay gente que saca pecho y dice: usted no sabe con quién está hablando».[17]
  • «Dios creó el mundo en sólo seis días, y esa prisa se nota».[18]
  • «Dios también es el blanco silencio de la nieve y el fondo del lago Constanza donde duerme la doncella que enamoró al anciano Carlomagno. Dios es el violonchelo de Rostropovich y el espíritu de los metales que en el crisol fundían los alquimistas; también equivale a la sustancia de un potaje bien trabado y al mismo tiempo palpita en cada duna del desierto de Libia, y está en el belfo espumoso de todos los caballos de carreras y en ciertos versos de Dante».[18]

E[editar]

  • «El destino es el carácter. Basta con que un político, un juez, un obispo o un militar sea un tipo vanidoso, frustrado, ambicioso, desconfiado, rencoroso, frívolo o simplemente estúpido para que estas pasiones vulgares en una partida de taberna, desorbitadas por el poder, lleven a una sociedad al cataclismo».[12]
  • «El estómago agradecido antes se debatía entre la sardina y el arenque; hoy, la ideología tiene menos valor que una ración de gambas».[19]
  • «El fin del mundo no llegará con una lluvia de fuego anunciada por las trompetas del arcángel ni será producto de las enormes calabazas de una guerra nuclear. Este planeta puede acabar ahogado bajo el insondable cúmulo de mierda que expele la humanidad. Nuestra alma es biodegradable, pero el plástico es inmortal».[6]
  • «El físico de la mujer todavía es catalogado por la mirada inseminadora que anida en el inconsciente de los jefes».[4]
  • «El fútbol consiste en meter el balón en la propia portería, que es la que defiende el equipo contrario».[20]
  • «El gangster Lucky Luciano lo dejó dicho: en cualquier negocio lo primero que hay que procurar es no ser el muerto».[21]
  • «El individualismo es ya una moral agónica. Vivimos en una contradicción: cada vez más egoistas y más necesitados, más competitivos y más pendientes de los demás, una soledad en medio de una alucinante y confusa algarabía de voces que se pierden en el espacio».[22]
  • «El laurel tiene dos destinos: la cabeza del héroe o el estofado».[23]
  • «El miedo a la Guardia Civil está inscrito como un sello indeleble en el inconsciente de los españoles. Estuvieras dentro o fuera de la ley, vislumbrar de lejos en los caminos rurales de España las siluetas de una pareja con tricornio, capote y naranjero fue durante mucho tiempo siempre un mal trago».[24]
  • «El optimismo es una fuente de riqueza».[14]
  • «El potro, la hoguera, el infierno, han sido instrumentos eclesiásticos a través de la historia frente al avance de la ciencia, y esta ha tenido que dejar atrás muchos sabios chamuscados, los cuales, no obstante, sentaron las bases para que al papa Wojtyla se le pudiera remendar el intestino después de sufrir un atentado».[25]
  • «El secreto es para el Estado lo que el misterio es para la religión: una zona inaccesible que rodea a Dios y que protege a los príncipes. Sólo mediante ciertos ritos algunos elegidos pueden penetrar en ese arcano. Se requieren juramentos, vestiduras, ungüentos y palabras esotéricas para celebrar la ceremonia de iniciación, pero apenas franqueado el interior del arcano los iniciados se dan cuenta de que ese espacio sagrado está lleno de golfos».[26]
  • «El silencio es el pensamiento abstracto por excelencia».[27]
  • «El símbolo [de la tragedia que caracteriza este fin de milenio] sería ese ciudadano medio cargado de paquetes que está dispuesto a tragar con cualquier bajeza política o moral con tal de seguir consumiendo hasta el final de sus días».[28]
  • «El tiempo no existe. El tiempo es lo que uno hace. A veces se llega demasiado pronto a una cita y uno decide hacer tiempo. Entras en un bar, tomas un café, lees el periódico, das la vuelta a la manzana, miras escaparates, ves pasar la gente. Esa es la materia del tiempo: acciones anodinas, repetidas e incongruentes que uno ejecuta antes de la cita con la muerte, puesto que al punto de encuentro con ella siempre se llega con toda una vida de antelación».[29]
  • «El tiempo es lo que uno hace».[29]
  • «El tiempo sólo son las cosas que te pasan, por eso pasa tan deprisa cuando a uno ya no le pasa nada».[30]
  • «El toro no es una fiera sino un bello animal herbívoro, más bien torpón; si fuera inteligente, al segundo pase ensartaría al torero».[31]
  • «En el futuro el hombre tendrá que estar siempre en forma, maquillado y disponible. La competencia será terrible. Cuando, recibida la orden, ellos abandonen el despacho, ellas desde el sillón también observarán la calidad de su trasero. Y de él harán grandes proyectos».[4]
  • «En el Mediterráneo los dioses de mármol criminalmente enterrados sólo han generado paredones de ladrillo de una brutal ordinariez, que te obligan a ver el mar a través de los calzoncillos del vecino tendidos en la terraza».[32]
  • «En esencia el arte de torear consiste en convertir en veinte minutos a un bello animal en una albóndiga sangrante ante un público alborozado».[33][34]
  • «En España no eres nadie si no apareces amarrado a un habano con el codo en la maroma de Las Ventas contemplando la carne para albóndigas que los picadores y espadas preparan en el ruedo».[35]
  • «En este preciso momento te hallas en este mundo en forma de persona y tal como viene en el programa tu obligación al día de hoy consiste en no poner cara de mosquito para no dar pistas al enemigo».[36]
  • «En honor del sol, de la lluvia, de los genios que habitan en la cumbre de los montes, de los ídolos que simbolizan la identidad de una tribu, de la idea abstracta que sintetiza una patria o una raza, han sido destripadas infinitas criaturas y sus entrañas ofrecidas a estos poderes sobrenaturales por unos encargados del culto que antes llevaban el puñal de oro bajo bordadas vestiduras y ahora van con chubasquero y metralleta y manejan la dinamita como la mirra».[37]
  • «En la Monarquía el símbolo del Estado se encarna con una unión hipostática en una persona que debe el cargo a un capricho de la genética. Un espermatozoide entre varios millones inicia la escalada hacia el óvulo y el ganador se convierte en rey o en reina, que llega a este mundo predeterminado a confundir su carácter con el destino de una nación».[38]
  • «En medio de la insoportable algarabía del mundo el estilo literario más profundo es el silencio.[39]
  • «En todos los pueblos de este país se han sacrificado reses en las fiestas de los santos patronos, y en las capeas polvorientas, llenas de sangre y moscas, se han sucedido los garrotazos, las sogas, el fuego, los empalamientos, las cuchilladas, las burlas y los gritos sobre unos animales puestos a merced de la turba para que esta manifieste eso que los chorras llaman los valores de la raza».[40]
  • «Es muy difícil ser feliz sin hacer el ridículo».[41]
  • «Este sangriento jolgorio llamado fiesta nacional tiene un sabor a caldo revenido cuya estética es consustancial al tiempo de las cataplasmas, del permanganato, de los calzones largos de felpa, del orinal bajo la cama o de aquel colchón de borra que los aficionados menesterosos llevaban a la casa de empeños para ver a Lagartijo».[42]
  • «Este sería un gran país si, en lugar de exaltar la muerte entre el polvo y los salivazos de la corrida o de elevar el desolladero a escuela de filosofía o de extasiarse ante las posturitas de un carnicero más o menos artista o de confundir el patrioterismo con la bravura, dedicara todo su afán a transformar las célebres divisas de Miura, Pablo Romero o Vitorino sólo en famosos solomillos de la gastronomía nacional».[33]

F[editar]

  • «Frente a la filosofía está la posología, que es la dosis de ácidos, vitaminas y barbitúricos que el espíritu necesita para hallar la paz».[43]

G[editar]

  • «Guárdate del que pretende darte lecciones con una verdad absoluta o con un bate de béisbol. Son dos formas de partirte la cabeza».[44]

H[editar]

  • «Hay que celebrar el hecho de vivir tiempos de baja intensidad. Eso permite que la víctima o el verdugo, el héroe o el traidor, el asesino, el delator, el fusilado que cualquiera pueda llevar dentro no se asome a la superficie. Grandes tiempos mediocres y felices son estos en que uno puede compartir el whisky en un cóctel con alquien que llegado el momento propicio no dudaría en mandarte fusilar».[19]
  • «Hoy el mundo se ha transformado en una inmensa carpa de cristal sin salida alguna y nuestra condena consiste en no poder abandonar nunca el tendido y estar obligados a consumir, repetir, comentar y reproducir inexorablemente las imágenes idiotas, violentas y anodinas que nos sirve la historia a través de un laberinto de espejos».[45]
  • «Hoy el País Vasco es un cuerpo social infectado por una septicemia».[46]
  • «Hoy el poder que detenta un ejecutivo es aún directamente proporcional a la longitud de las piernas de su secretaria».[4]
  • «Hubo un tiempo en que las barcas de arrastre del Mediterráneo pescaban ánforas y en casos de más fortuna sacaban a flor de agua en las redes entre peces plateados algunas divinidades naufragadas. Eran aquellos días dorados cuando gran parte de la mitología y de la historia se hallaba en el fondo del mar y pensar en el abismo aún servía para purificar la mente. Ahora un creciente albañal de detritus ha invadido el lugar que antes ocupaban los mármoles de nuestros dioses sumergidos junto con los arrecifes que formaban los trirremes fenicios, las goletas sarracenas, las carabelas y paquebotes de descubridores y piratas».[6]

I[editar]

  • «Imagino a Hamlet en escena con un estilete en la mano enumerando todas las desdichas humanas: la congoja de un amor desairado, el ultraje del opresor, la traición de un amigo, el desdén del soberbio o cualquier otra injusticia. Si en lugar de fingirse loco fluctuando entre las profundidades de la filosofía, el arrojo de la venganza o el suicidio, al final de cada agravio, envainada la daga, hubiera exclamado: “Bueno, y qué”, y luego se hubiera rascado una pierna, Hamlet hoy no sería el ente brumoso y atormentado de la tragedia, sino el príncipe de un relativismo de andar por casa que hace de la duda una fuente de felicidad y no de desdicha».[47]
  • «Independencia es una palabra sagrada que empieza por inflamar el corazón y acaba por achicharrar el cerebro».[48]
  • «Innumerables parejas experimentan al mismo tiempo la necesidad de estrangularse y la de degustar juntos un buen cocido. En este caso, el odio y la gula llegan a una síntesis y todo queda reducido a devorar ese plato con el tedio consabido, cuya manifestación es ese silencio de familia que puede durar toda la vida hasta transformarse en una buena amistad».[49]

L[editar]

  • «La ciencia ha reducido el Génesis a un cuento oriental».[50]
  • «La cobardía es el mejor método para llegar a la vejez».[51]
  • «La eternidad cabe entera en el día de hoy, sin esperar a mañana».[44]
  • «La gloria torera aproximadamente es esto: tener media femoral de plástico y algunas fincas rústicas en el registro, un bufón en nómina que te haga reír a cambio de una rodaja de mortadela, un cura de pueblo que te pida dinero por carta para restaurar el techo de su parroquia, un músico que te fabrique un pasodoble cargado de bombo, un tabernero que al conocerte por la cara te invite a una ración de percebes, una nube de gorrones que te pase la mano por el lomo en el bar del hotel Wellington, un pesado que te recuerde constantemente con voz asmática aquella verónica que diste en la plaza de Calahorra».[52]
  • «La fiesta de los toros está montada en esencia sobre la tortura pública de un animal, y, por muchos pases pintureros que el diestro pegue vestido de sota de espadas, nunca podrá ocultar la degradación que late bajo la supuesta belleza de una verónica».[53]
  • «La fiesta nacional está herida de muerte, pero un año más la degollina de la feria de San Isidro va a empezar y los españoles de verdad, los pocos que quedan con el certificado de Aguirre, ocuparán las gradas del matadero mudéjar de Las Ventas para contemplar puyazos, estocadas, vómitos de sangre y descabellos, todo sin IVA. Los españoles de segunda, en medio de las cornadas terribles que da el morlaco de la crisis, haremos lo posible para ir tirando con cierta dignidad».[31]
  • «La fiesta de los toros puede ser considerada cultura si el canibalismo también se toma por gastronomía, aunque meter al prójimo en una perola, cocerlo a fuego lento y zampárselo a continuación es una ceremonia más antigua, excitante y filosófica que cebar una res con piensos compuestos en una factoría, encerrarla impunemente en un ruedo y degradar al público con el espectáculo de su tedioso sacrificio dentro de un manierismo de sangre».[54]
  • «La fiesta nacional tiene mucho color: el rojo de la sangre es el más auténtico».[11]
  • «La infancia termina cuando con la llegada del uso de razón el niño percibe que sus padres no son inmortales. Esa es la verdadera expulsión del paraíso, el final de la inocencia, el presentimiento de la muerte».[55]
  • «La informática es ya una patria común; el resto, o sea, la moral, se reduce a tener limpia la acera de la casa».[56]
  • «La luz que desintegra a Drácula es la misma que aniquila a los terroristas. La noche, la ambigüedad o el silencio o las frases pronunciadas dentro de una capucha dan mucho prestigio, y frente a él la democracia sólo tiene el arma de la libertad, que es el ácido más corrosivo».[57]
  • «La muerte es una neurosis humana todavía insalvable. Sobre ella se vierten salmos de tinieblas, cuentos de terror, fábulas de infiernos, paraísos y reencarnaciones».[58]
  • «La primera obligación de las personas consiste en no morirse, aunque las funerarias no estén de acuerdo».[14]
  • «La última tendencia literaria consiste en leer sólo los prospectos de las medicinas y los folletos de los herbolarios donde se explican las propiedades de las semillas y los minerales».[43]
  • «La única sabiduría consiste en dividir la vida en días y horas para extraer de cada una de ellas una victoria concreta sobre el dolor y una culminación del placer que te regale».[10]
  • «La vida es una herida mortal de necesidad».[50]
  • «Las desgracias ajenas pueden incluso desarrollar nuestras lágrimas, pero en el fondo ayudan a soportar el infortunio que todo el mundo arrastra, y aunque la castástrofe de otros despierta nuestra compasión, también nos provoca una secreta alegría morbosa por habernos librado esta vez».[59]
  • «La unidad de destino en lo universal [...] tratándose de un español consiste en ser toro o torero, según te vaya en la vida».[11]
  • «Llegados al uso de razón, a los niños de mi generación, se nos hizo saber que no teníamos escapatoria. Un ojo de Dios dentro de un triángulo, como una especie de dron que todo lo ve, nos iba a vigilar en adelante día y noche. [...] Este cuento infantil macabro adquiere una realidad actual bajo una forma moderna. El ojo divino que todo lo ve ahora se llama Big Data».[60]
  • «Los agnósticos desde la playa con una cerveza en la mano verán en las pantallas procesiones con penitentes descalzos arrastrando cadenas tras los pasos de Cristos ensangrentados y de Vírgenes llorosas sin poder distinguir entre el látigo de los sayones y los insultos de cualquier líder político a su adversario».[61]
  • «Los elementos que componen nuestro cuerpo se crearon en alguna estrella de nuestra galaxia y llegaron hasta nosotros después de un largo viaje. Aquella lejana estrella, al convertirse en una supernova, hizo explosión y su fuerza centrífuga sembró el espacio de enormes masas de fuego que, al enfriarse, generaron vida allí donde el azar y la necesidad encontraron un ambiente propicio, trazando una parábola que va desde las charcas donde chapotearon los protozoos hasta ese bar de la esquina en cuya barra ahora estás contando al camarero tu terror a morir fumigado con un whisky en la mano».[36]
  • «Los jueces son como los balones de rugby. Nunca sabes a ciencia cierta de qué lado van a botar».[62]
  • «Los poderosos y los facinerosos tienen los mismos guardianes y cerrojos. Políticos de cualquier ideología, delincuentes de cuello blanco, mafiosos, capitanes de empresa, banqueros, divos del espectáculo, cardenales y papas de Roma, a todos los iguala un mismo guardaespaldas cuyo criterio es indispensable para aprender la última filosofía: cómo ser libre detrás de una puerta blindada».[63]

M[editar]

  • «Miles de toros van a ser torturados públicamente hasta el degüello final, pero lejos de la plaza donde se celebra semejante miseria la corrida impregna la vida nacional desde hace siglos. Tauromaquia es todo lo pinturero, patriótico y grasiento que palpita bajo el rabo de Alá sin desollar: el ajo como cultura, la sequía como mística, el garrote vil como sacramento y el descabello como desplante».[64]
  • «Mi lucha por la existencia consiste en que a la hora del desayuno sea mucho más importante el aroma del café que las catástrofes que leo en el periódico abierto junto a las tostadas».[65]

N[editar]

  • «No soy nadie, pobre de mí, para enmendarle la plana a Dios. Pero yo, en su lugar, desde el instante mismo de la Creación hubiera dejado las cosas claras. Aparte del capricho de que no me robaran las manzanas, hubiera clavado un bando con una chincheta en el tronco del árbol de la ciencia con dos órdenes muy rigurosas. Se prohíbe buscar la felicidad a través de la inteligencia. Se prohíbe hacer el idiota con los productos inflamables».[66]
  • «Nos mata el oxígeno. Morimos porque al respirar nos quemamos.[29]
  • «Nuestra generación ha entregado el alma a los contables y todas las pasiones que hoy nos conmueven se derivan de las estadísticas: para saber si somos felices, ahora se hacen encuestas».[67]
  • «Nuestra iglesia ya no quema herejes, apenas imparte anatemas, ha rebajado el nivel de confrontación con la ciencia y las costumbres, pero se ha guardado las llaves de la vida y de la muerte. En ese peaje exige un tributo».[58]
  • «Nuestros primeros padres fueron expulsados del paraíso condenados a parir con dolor, a trabajar con el sudor de la frente y a morir. ¿Y todo por una simple manzana? —pregunta un niño al maestro—. Alguien tiene que explicarle a ese niño que la manzana del paraíso es la conciencia, la razón, el conocimiento, la curiosidad y la rebeldía que el ser humano ha heredado de aquella pareja de primates bajo el nombre de pecado original».[68]
  • «Nunca discutas con el creyente que lleva el fuego del infierno incluso en el mechero. Su fanatismo es peor que la carne de perro».[44]

P[editar]

  • «Para purgarse de la propia infelicidad, el público se convierte en un espectador sediento de sangre, y cada uno saca de la violencia el bálsamo de la piedad, la atracción del sadismo o el remedio del dolor».[59]
  • «Periodista es ese tipo que escribe a toda velocidad de cosas que generalmente ignora y lo hace de noche y la mayoría de las veces cansado o borracho y que no teniendo talento para ser escritor ni coraje para ser policía se queda sólo en un chismoso o en un simple confidente».[69]
  • «Por mucho que se enmascare con un esteticismo hortera o con un flato poético, una corrida de toros en directo o en diferido es el espectáculo basura por excelencia, aunque lo presida el rey de España y le guste a algún chino».[11]
  • «Por si la fiesta nacional necesitaba más ajo arriero, más chulería patriótica, más salivazos ideológicos y más moscas, llega la extrema derecha, se apropia de este obsceno sacrificio de reses bravas y lo mete en su programa como un hito de la reconquista».[70]
  • «Puede que solo seas un pequeño cobarde que prefiere soportar la injusticia con tal de vivir incontaminado. Así te quieren ellos, dedicado a los versos en la villa horaciana, entre gallinas y lechugas, tú contemplando el crepúsculo y ellos llenando el saco».[23]

R[editar]

  • «Recuerdo haberlo leído, tal vez, en alguna novela de Joseph Conrad. Si en medio de un gran temporal el navegante piensa que el mar encrespado forma un todo absoluto, el ánimo sobrecogido por la grandeza de la adversidad entregará muy pronto sus fuerzas al abismo; en cambio, si olvida que el mar es un monstruo insondable y concentra su pensamiento en la ola concreta que se acerca y dedica todo el esfuerzo a esquivar su zarpazo y realiza sobre él una victoria singular, llegará el momento en que el mar se calme y el barco volverá a navegar de modo placentero.[10]

S[editar]

  • «Se puede ser un gran patriota español o un ferviente independentista catalán y tener a la vez una insuficiencia renal».[71]
  • «Se puede pasar perfectamente por este mundo sin haber escrito Hamlet ni haber asesinado a nadie. Deberías resignarte sabiendo que Shakespeare y Jack el Destripador compartían contigo la mayor parte de las sensaciones diarias. Ambos sentían el mismo alivio al soplarse los sabañones, se creían inmortales cuando en el juego su naipe se repetía por tercera vez, se deprimían si no encontraban a un gran personaje o a una buena víctima, en las noches de calor estiraban la pierna hacia la parte fresca de las sábanas como haces tú, y era también igual para ellos el sabor de los arenques, el amor a la cerveza y el miedo a la muerte, y si los dos fueron genios en lo suyo, te servirá de consuelo saber que Shakespeare tiene algunos versos muy malos y acabó siendo prestamista, mientras Jack el Destripador también dio algunas cuchilladas poco certeras y una vez salvó a una niña de morir ahogada».[23]
  • «Según la biología, un organismo es más vulnerable a medida que se hace más complejo. Esta regla es aplicable a la sociedad contemporánea, cuya fragilidad va a la misma velocidad que su desarrollo, de modo que está a punto de llegar el día en que el mundo occidental dependa de un solo fusible a merced de la mano de un fundamentalista que apague la luz y nos mande a la Edad Media a comer higos chumbos».[8]
  • «Si alguien concibe que una carnicería semejante puede servir de soporte a un arte, ya está preparado para admitir que la verdad puede ser extraída mediante la tortura en el sótano de una comisaría; si se admite que la belleza puede surgir de la sangre derramada, aunque ésta se inflija a un animal, es que uno ya tiene justificado en el corazón todo tipo de violencia».[53][34]
  • «Si a lo largo de la historia la Iglesia no ha hecho más que equivocarse en todo, salvo en que la vida es una herida mortal de necesidad, ignoro por qué el Papa se permite el lujo de instalar la culpa en nuestra nuca y no en la suya».[50]
  • «Si ante la amenaza de cualquier calamidad se interrogara hoy al oráculo de Delfos, para acertar de lleno le bastaría con estas tres palabras: se veía venir».[72]
  • «Si basta con un sólo verso insigne para que un poeta vulgar se salve y un escritor mediocre puede pasar a la inmortalidad por una frase feliz que haga fortuna en plazas y mercados, también será suficiente recordar en el lecho de muerte el perfume de una rosa o el sabor de una anchoa para que toda una vida tenga sentido: esa ultima sensación habrá sido el eje de acero que ha armado el alma de la persona desechada ahora por la suerte».[23]
  • «Si en su momento la Iglesia condenó la vacuna de la viruela, la instalación del pararrayos, la anestesia, la transfusión de sangre y el parto sin dolor, tampoco hay que sorprenderse de que se oponga frontalmente ahora a la investigación con las células madre».[73]
  • «Si no quieres escuchar los graznidos de felicidad que emiten las aves de rapiña sobrevolando el préstamo que no has podido atender, apriétate el cinturón, vuelve a la austeridad espartana, pon los pies a remojo en un lebrillo bajo la parra, come frutas y ensaladas, vístete con los viejos pantalones y una camisa blanca y limpia, cómprate un sombrero de paja, cuida tu salud para que al menos la crisis económica no te haga sangrar la úlcera de estómago y aguanta todos los embates agarrado al tarro de mermelada de la abuela».[14]
  • «Si no salgo de casa no es por miedo a que me maten, sino a que lo haga un asesino que no esté a mi altura. Aquí en Madrid te expones a que te ultime un idiota por no cederle el paso».[74]
  • «Siempre he soñado que una manera elegante de acabar con este baile sería sentarse en una mecedora blanca con un sombrero de paja junto al Mediterráneo y guardar un silencio definitivo durante muchos años mirando el horizonte sin mover una pestaña».[75]
  • «Si para abordar cualquier avión provinciano te obligan a quitarte los zapatos y el cinturón, a declarar líquidos y metales, a soportar con mansedumbre lanar que te cacheen y hurguen en tu equipaje, con más razón cualquier político antes de emprender su vuelo público debería someter su pasado a un escáner absolutamente exhaustivo».[76]
  • «Sigo creyendo que [los socialistas] no sabían robar, prueba de ello es que los pillaron enseguida».[77]
  • «Sólo resucitan los que han muerto bien».[39]

T[editar]

  • «Tejer y destejer la manga del jersey de Penélope a lo largo de los días con un ovillo con el que juega el gato, en eso consiste en el fondo la literatura».[78]
  • «Toda mi filosofía se reduce a que la crueldad de la historia, la imbecilidad humana y los zarpazos de la naturaleza no me cieguen hasta el punto de ignorar que este es el momento idóneo para plantar berenjenas».[79]
  • «Todo lo que pasa en el mundo sucede ante nuestros ojos, pero ninguna gran tragedia dura más de un minuto en el telediario».[45]
  • «Tu no eres un vulgar insecto, sino un extraterrestre que llegó a este planeta gracias una tormenta nuclear acaecida en este punto del universo hace miles de millones de años, cuando innumerables cometas y asteroides chocaron contra la Tierra e hirvieron los océanos. Aquel desastre sideral hoy se ha convertido en un gran epopeya molecular y de ese poema químico hemos nacido todos, mosquitos y también cardenales».[36]

U[editar]

  • «Una vez comenté con un joven punki, aprendiz de navajero, que las noches se habían vuelto muy peligrosas. Me contestó: “Es cierto, cada vez hay más policías”».[80]

V[editar]

  • «Vamos a estar tanto tiempo muertos que no hay por qué precipitarse».[81]

Y[editar]

  • «Ya se ha echado encima el calor y con él comienza de nuevo a florecer la cultura del desolladero, la sangre, los cuernos, los puyazos, las cuchilladas, los vómitos, los aplausos. [...] En el palacio de falso mudéjar de Las Ventas empiezan las corridas de San Isidro».[82]

Referencias[editar]

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Bibliografía[editar]