Fortunata y Jacinta

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Fortunata y Jacinta (dos historias de casadas) (1887) es una novela de Benito Pérez Galdós.

Citas de la obra[editar]

  • «A la derecha, en la prolongación de aquella cuadra lóbrega, un sicario manchado de sangre daba garrote a las aves. Retorcía los pescuezos con esa destreza y donaire que da el hábito, y apenas soltaba una víctima y la entregaba agonizante a las desplumadoras, cogía otra para hacerle la misma caricia».[1]
    • Fuente: Parte primera I, IV, p. 97.[2]
  • «A las doce de un hermoso día de octubre, D. Manuel Moreno-Isla regresaba a su casa, de vuelta de un paseíto por Hide Park [sic]... digo, por el Retiro. Responde la equivocación del narrador al quid pro quo del personaje, porque Moreno, en las perturbaciones superficiales que por aquel entonces tenía su espíritu, solía confundir las impresiones positivas con los recuerdos. [Aquel día, no obstante, el cansancio que experimentaba, determinando en él un trabajo mental comparativo, permitíale apreciar bien la situación efectiva y el escenario en que estaba. "Muy mal debe andar la máquina, cuando a mitad de la calle de Alcalá ya estoy rendido. Y no he hecho más que dar la vuelta al estanque..."]».[3]
    • Fuente: Parte tercera, II, I, p. 104[4]
  • «Al volver en sí [Fortunata] advirtió que era ya de día claro, y oyó el piar de los pajarillos que tenían su cuartel general en los árboles de la Plaza Mayor y en las crines de bronce del caballo de Felipe III».[5]
    • Fuente: [17) IV, vi, 13 (969a):
  • «Alejándose hasta más allá de la acera de enfrente y subiendo a unos montones de tierra endurecida, se veía por encima de la iglesia en construcción un largo corredor del convento, y aun se podían distinguir las cabezas de las monjas o recogidas que por él andaban. Pero como la obra avanzaba rápidamente, cada día se veía menos. Observó Maxi en los días sucesivos que cada hilada de ladrillos iba tapando discretamente aquella interesante parte de la interioridad monjil como la ropa que se extiende para velar las carnes descubiertas. Llegó un día en que sólo se alcanzaba a ver las zapatas de los maderos que sostenían el techo del corredor, y al fin la masa constructiva lo tapó todo, no quedando fuera más que las chimeneas, y aun para columbrar éstas era preciso tomar la visual desde muy lejos».[6]
    • Fuente: Parte segunda: IV: Nicolás y Juan Pablo Rubín.-Propónense nuevas artes y medios de redención, III.[7]
  • «Creo que fue el día de la Concepción cuando Rubín salió de su cuarto con un cuchillo en la mano detrás de Papitos, diciendo que la había de matar».[8]
    • Fuente: Parte cuarta, V, p. 192.[9]
  • «Cuando ella salió del convento con corona de honrada para casarse; cuando llevaba mezcladas en su pecho las azucenas de la purificación religiosa y los azahares de la boda, parecíale al Delfín digna y lucida hazaña arrancarla de aquella vida».[10]
    • Fuente: Parte III, I
  • El amor es la reclamación de la especie, que quiere perpetuarse, y al estímulo de esta necesidad tan conservadora como el comer, los sexos se buscan y las uniones se verifican por elección fatal, superior y extraña a todos los artificios de la sociedad.[11]
    • Fuente: Parte tercera, IV, V, pp. 158-9.[12]
  • «[Fortunata] figurábase ser una muñeca viva, con la cual jugaba una entidad invisible, desconocida, y a la cual no sabía dar nombre».[11]
    • Fuente: Parte segunda, VII, V, p. 391.[13]
  • «Hacía mal Barbarita, pero muy mal, en burlarse de la manía de su hija. ¡Como si ella no tuviera también su manía, y buena!».[8]
    • Fuente: Parte primera, VI, V, p. 203.[14]
  • «[Izquierdo había sido chalán, tratante en trigos, revolucionario, jefe de partidas, industrial, fabricante de velas, punto figurado en una casa de juego y dueño de una chirlata; había casado dos veces con mujeres ricas, y en ninguno de estos diferentes estados y ocasiones obtuvo los favores de la voluble suerte.] De una manera y otra, casado y soltero, trabajando por su cuenta y por la ajena, siempre mal, siempre mal, ¡hostia!».[3]
    • Fuente: Parte primera, VI, p. 130.[15]
  • «Jaulones enormes había por todas partes llenos de pollos y gallos, los cuales asomaban la cabeza roja por entre las cañas, sedientos y fatigados, para respirar un poco de aire, y aun allí los infelices presos se daban picotazos por aquello de si tú sacaste más pico que yo..., si ahora me toca a mí sacar todo el pescuezo».[1]
    • Fuente: Parte primera, I, IV, p. 97.[16]
  • «La falta de educación es para el pobre una desventaja mayor que la pobreza».
    • En boca del personaje Guillermina
    • Fuente: Parte Primera, VII, p. 166.[17]
  • «Más sabe el que vive sin querer saber que el que quiere saber sin vivir».[18]
    • Reflexión de Juanito Santa Cruz[18]
    • Fuente: Parte primera, I, I, p. 13.[19]
  • «Maximiliano le hizo notar lo bien que lucía desde allí el apretado caserío de Madrid, con tanta cúpula y detrás un horizonte inmenso, que parecía la mar. Después le señaló hacia el lado del Oriente una mole de ladrillo rojo, parte en construcción, y le dijo que aquél era el convento de las Micaelas, donde ella iba a entrar».[20]
    • Fuente: Parte segunda: IV: Nicolás y Juan Pablo Rubín.-Propónense nuevas artes y medios de redención, VIII.[21]
  • «Mujeres chillonas taladraban el oído con pregones enfáticos, acosando al público y poniéndole en la alternativa de comprar o morir...».
    • Fuente: Parte Primera, IX, I, p. 317. Edición de Francisco Caudet. 2 volúmenes. Tercera edición. Ed.: Cátedra, Letras Hispánicas n.º 185-186. Madrid (1992)[22]
  • «Por muy grande que nos figuremos la masa de olvido derramado en la sociedad como elemento reparador, esa masa supera todavía a todos nuestros cálculos. El bien y la gratitud son limitados; siempre los encontramos cortos. El olvido es infinito. De él se deriva el vuelva a empezar, sin el cual el mundo se acabaría».
    • En boca del personaje D. Evaristo
    • Fuente: Parte tercera, IV, V, p. 163.[23]
  • «-¡Si creerán estos tontos que me engañan! Esto es Leganés. Lo acepto, lo acepto y me callo, en prueba de la sumisión absoluta de mi voluntad a lo que el mundo quiera hacer de mi persona. No encerrarán entre murallas mi pensamiento...».[24]
    • Maximiliano
    • Fuente: Parte cuarta, XVI (fin de la novela)[25]
  • «Su conciencia giraba sobre un pivote, presentándole ya el lado blanco, ya el lado negro. A veces esta brusca revuelta dependía de una palabra, de una idea caprichosa que pasaba volando por su espíritu, como pasa un pájaro fugaz por la inmensidad del cielo. Entre creerse un monstruo de maldad o un ser inocente y desgraciado, mediaban a veces el lapso más breve o el accidente más sencillo; que se desprendiese una hoja del tallo ya marchito de una planta, cayendo sin ruido sobre la alfombra; que cantase el canario del vecino o que pasara un coche cualquiera por la calle, haciendo mucho ruido».[26]
    • Fuente: Parte tercera, I, III[27]

Citas sobre la obra[editar]

  • «A partir de este momento [en el que Maxi se fija en la noria, en Parte segunda: IV, III], podemos ver desarrollarse, en el empleo simbólico del «disco de noria» y el consecuente juego de «aire-alegría», un aspecto singular dentro del procedimiento novelístico galdosiano: la elevación, en el plano artístico, de un objeto cotidiano y accidental a un nivel simbólico, y el desarrollo paralelo, en el plano psicológico, del mismo objeto como estímulo consciente o subconsciente del personaje. He aquí el esquema de esta técnica:
    1) Una atracción espontánea por un objeto, en su función o condición natural, pronto se convierte en una fascinación:...
    2) En virtud de circunstancias perfectamente plausibles, pero bien controladas por el autor, el objeto va adquiriendo potencialidades simbólicas:...
    3) El objeto se apodera de la imaginación del personaje y aumenta, a la vez, el realismo de las acciones de éste, dándoles un punto fijo e inmediatamente reconocible, en contraste con el cual las acciones se ponen en fuerte relieve «visual». En sucesivas excursiones diarias «al campo de sus ilusiones», Maxi, como hipnotizado, se deja guiar desde muy lejos por lo que le «comunica» el disco:...
    4) Y en la etapa final del procedimiento, el objeto, ya transfigurado subjetivamente por el personaje, se integra plenamente en el aparato simbólico de la narración:...».[24]
    • Roger L. Utt
    • Fuente: «"El pájaro voló": Observaciones sobre un leitmotif en Fortunata y Jacinta». Anales galdosianos. Año IX, 1974, pp. 37-40.
    • Nota: «... el episodio del disco de noria quizás abarque —en síntesis muy embrionaria, claro está— las claves principales de la técnica y visión narrativas del Galdós realista».[28]
  • «[Fortunata y Nina son] dos gigantescas figuras de mujer que encarnan las dos fuerzas cohesivas y creadoras que nada ha podido abatir: la fecundidad y la misericordía».[29]

Véase también[editar]

Referencias[editar]

  1. 1,0 1,1 Utt (1974), p. 41. Consultado el 17 de octubre de 2020.
  2. Pérez Galdós (1887), Parte primera I, IV, p. 97.
  3. 3,0 3,1 Kronik (1984), p. 47.
  4. Pérez Galdós (1887), Parte tercera, II, I, p. 104.
  5. Utt (1974), Nota 99:14. Consultado el 17 de octubre de 2020.
  6. Utt (1974), p. 38. Consultado el 17 de octubre de 2020.
  7. Pérez Galdós (1887), Parte segunda: «IV: Nicolás y Juan Pablo Rubín.-Propónense nuevas artes y medios de redención, III», p. 247. Consultado el 17 de octubre de 2020.
  8. 8,0 8,1 Kronik (1984), p. 49.
  9. Pérez Galdós (1887), Parte cuarta, V, p. 192.
  10. Pérez Galdós (1887), III, I, p. 96. Consultado el 6 de junio de 2020.
  11. 11,0 11,1 Fernández, María Soledad. «Estrategias de poder en el discurso realista: La Regenta y Fortunata y Jacinta.» Hispania. Volume 75, Number 2, pp. 270-1. Mayo de 1992. Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. Consultado el 1 de noviembre de 2019.
  12. Pérez Galdós (1887), Parte tercera, IV, V, pp. 158-9.
  13. Pérez Galdós (1887), Parte segunda, VII, V, p. 391.
  14. Pérez Galdós (1887), Parte primera, VI, V, p. 203.
  15. Pérez Galdós (1887), Parte primera, VI, p. 130.
  16. Pérez Galdós (1887), Parte primera, I, IV, p. 97. Consultado el 17 de octubre de 2020.
  17. Pérez Galdós, Benito. Fortunata y Jacinta: Dos historias de casadas, Parte Primera, VII, p. 166. Paradimage Soluciones SL, 2015. En Google Libros. Consultado el 27 de junio de 2019.
  18. 18,0 18,1 Real Academia Española. «@RAEinforma.» Twitter. Consultado el 20 de enero de 2020.
  19. Pérez Galdós (1887), Parte primera, I, I, p. 13.
  20. Utt (1974), p. 38. Consultado el 17 de octubre de 2020.
  21. Pérez Galdós (1887), Parte segunda: «IV: Nicolás y Juan Pablo Rubín.-Propónense nuevas artes y medios de redención, VIII». Consultado el 17 de octubre de 2020.
  22. Arroyo Almaraz, Antonio. «Benito Pérez Galdós y Narcís Oller: Formulación y percepción narrativas de la ciudad.» EN: Revista de Lenguas y Literaturas Catalana, Gallega y Vasca de la UNED, núm. 7 (2001). Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. Consultado el 19 de noviembre de 2019.
  23. Pérez Galdós (1887), Parte tercera, IV, V, p. 163.
  24. 24,0 24,1 Utt (1974), p. 37. Consultado el 17 de octubre de 2020.
  25. Pérez Galdós (1887), Parte cuarta, XVI, pp. 440-441. Consultado el 17 de octubre de 2020.
  26. Utt (1974), Nota 99:14. Consultado el 17 de octubre de 2020.
  27. Pérez Galdós (1887), Parte tercera, I, III, p. 136. Consultado el 17 de octubre de 2020.
  28. Utt (1974), Nota 97. Consultado el 17 de octubre de 2020.
  29. Maillard, María Luisa. María Zambrano: La literatura como conocimiento y participación. Universitat de Lleida, 1997. ISBN 848409698X, 9788484096986. En Google Libros. Consultado el 20 de noviembre de 2019.
  30. Zambrano, María. La España de Galdós. Ediciones Endymon, 1989. ISBN 84-7731-035-5. Comunidad de Madrid. Consultado el 20 de noviembre de 2019.

Bibliografía[editar]

  • Kronik, John W. «Feijoo and the fabrication of Fortunata.» EN: Goldman, Peter B. (1984). Conflicting Realities: Four Readings of a Chapter by Perez Galdos (Fortunata Y Jacinta, Part III, Chapter IV), Parte 4. Tamesis. ISBN 0729301583, 9780729301589.  En Google Libros.
  • Pérez Galdós, Benito (1887). Fortunata y Jacinta: (dos historias de casadas). Alicante: Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2001 (Publicación original: Madrid, Imprenta de La Guirnalda, 1887).  Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.
  • Utt, Roger L. (1974). «"El pájaro voló": Observaciones sobre un leitmotif en Fortunata y Jacinta». Anales galdosianos. Año IX, pp. 37-48. Centro Virtual Cervantes.