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Pablo Iglesias

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Pablo Iglesias Posse
«Los socialistas no mueren: los socialistas se siembran».
«Los socialistas no mueren: los socialistas se siembran».
Véase también
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Pablo Iglesias Posse (El Ferrol, La Coruña; 18 de octubre de 1850 - Madrid; 9 de diciembre de 1925) fue un lider político español.

  • «El partido que yo aquí represento aspira a concluir con los antagonismos sociales, a establecer la solidaridad humana, y esta aspiración lleva consigo la supresión del Magistratura, la supresión de la Iglesia , la supresión del Ejército, y la supresión de otras instituciones necesarias para ese régimen de la insolidaridad y antagonismo (...) Es decir, que este partido (...) estará en la legalidad mientras la legalidad le permita adquirir lo que necesita; fuera de la legalidad, como han estado todos los partidos, cuando ella no le permita realizar sus aspiraciones» [1]
  • «Nosotros estamos dispuestos a vencer -¿se entiende?-, no a defendernos. A matar y a dejarnos matar. A todo».[2]
  • «Queremos la muerte de la Iglesia, cooperadora de la explotacion de la burguesía; para ello educamos a los hombres, y así le quitamos conciencias. Pretendemos confiscarle los bienes. No combatimos a los frailes para ensalzar a los curas. Nada de medias tintas. Queremos que desaparezcan los unos y los otros».[3]
  • «Sois socialistas no para amar en silencio vuestras ideas ni para recrearos con su grandeza y con el espíritu de justicia que las anima, sino para llevarlas a todas partes».[4]
  • «Tal ha sido la indignación producida por la política del Gobierno presidido por el Sr. Maura en los elementos proletarios, que nosotros, de quienes se dice que no estimamos á nuestra Nación, que no estimamos los intereses de nuestro país, amándolo de veras, sintiendo las desdichas de todos, hemos llegado al extremo de considerar que, antes que S. S. suba al Poder, debemos llegar hasta el atentado personal» [5]

Sobre Pablo Iglesias

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  • «¡Con cuánto entusiasmo oíamos aquella voz lejana, que aterró a los espíritus mezquinos de la sociedad española; pero que desde allí, lejos, se veía bien, que era la voz de la verdad».
  • «Lo considero el español más eminente de su época, aunque en política haya habido otros más sabios y tan virtuosos como él. Le superaron en sabiduría y le igualaron en virtudes Costa,Salmerón y Pi y Margall. ¿Pero quién realizó obra más eficaz, extensa y profunda que la suya?».
  • «Voy a irme con Pablo Iglesias. Él y su partido son lo único serio, disciplinado, admirable, que hay en la España política. […] ¡Es por el socialismo por donde llega la aurora!».[6]
  • «Y es menester acentuar que Pablo Iglesias tiene derecho a que su vida sea contada -como un ejemplo que solicita la imitación-, cualquiera que fuese la aquiescencia que a sus opiniones se le preste».

Retrato por Machado

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  • «La voz de Pablo Iglesias tenía para mí el timbre inconfundible de la verdad humana. Era yo un niño de trece años; Pablo Iglesias un hombre en la plenitud de su vida. Recuerdo haberle oído hablar entonces - hacia 1889 - en Madrid, probablemente un domingo (¿un primero de mayo?), acaso en los jardines del Buen Retiro. No respondo de la exactitud de estos datos, tal vez mal retenidos en la memoria. De lo único que puedo responder es de la emoción que en mi alma iban despertando las palabras encendidas de Pablo Iglesias. Al escucharle hacía yo la única honda reflexión que sobre la oratoria puede hacer un niño: "Parece que es verdad lo que ese hombre dice"... Porque antes de Pablo Iglesias habían hablado otros oradores, tal vez más cultos, tal vez más enterados o de elocuencia más hábil, de los cuales sólo recuerdo que no hicieron en mí la menor impresión... Lo cierto es que las palabras de Iglesias tenían para mí una autoridad que el orador había conquistado con el fuego que en ellas ponía y que implicaban una revelación muy profunda para el alma de un niño. De todo el discurso, en el que sonaba muchas veces el nombre de Marx y el de algunos otros pensadores no menos ilustres... sacaba yo esta ingenua conclusión infantil: "El mundo en que vivo está mucho peor de lo que yo creía. Mi pobre existencia de señorito pobre reposa, al fin, sobre una injusticia"... Mucho he pensado durante mi vida sobre esta primera meditación infantil, que debía a las palabras del compañero Iglesias».

Referencias

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  1. Diario de Sesiones de las Cortes, 7 de julio de 1910 Diario de Sesiones de las Cortes
  2. Revista "El Socialista" el 17 de octubre de 1923. Cartel de J. Huertas (1938), editado por la Agrupación Socialista de Alcalá de Henares.
  3. Dicho en el VI Congreso del PSOE en Gijón y recogido por Luis Gómez Llorente en su libro Aproximación a la historia del socialismo español (hasta 1921), Cuadernos para el Diálogo, Madrid, 1972, página 169.
  4. Lema en la parte posterior de los carnés del PSOE
  5. Diario de Sesiones de las Cortes, 7 de julio de 1910 Diario de Sesiones de las Cortes
  6. "Benito el garbancero" (El Imparcial, 13 de mayo de 1910).