José Cadalso

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José Cadalso
«Llamo mérito al conjunto de un buen talento y un buen corazón»
«Llamo mérito al conjunto de un buen talento y un buen corazón»
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José Cadalso (Cádiz, 8 de octubre de 1741 – San Roque (Cádiz), 26 de febrero de 1782) fue un literato y militar español, que usó el pseudónimo literario de Dalmiro.

Citas[editar]

  • «El atraso de las ciencias en España en este siglo, ¿quién puede dudar que procede de la falta de protección que hallan sus profesores? Hay cochero en Madrid que gana 300 pesos duros, y cocinero que funda mayorazgos; pero no hay quien no sepa que se ha de morir de hambre como se entregue a las ciencias, exceptuadas las de pane lucrando que son las únicas que dan de comer». [1]
    • Fuente: Cartas marruecas (carta VI). Cadalso, José. Imprenta de J. Smith, 1827. Página 94. En Google Libros. Consultado el 30 de enero de 2020.
  • «[...] en aquellas cosas humanas en que no cabe la demostración, es inútil tan porfiada conferencia, pues en la vanidad del hombre, su ignorancia y preocupación, todo argumento permanece indeciso, quedando cada argumentante en la persuasión de que su antagonista no entiende la cuestión o no quiere confesarse vencido».
    • Fuente: Cartas marruecas.Cadalso, José. Imprenta de J. Smith, 1827. Página 94. En Google Libros. Consultado el 30 de enero de 2020.
  • «En España, como en todos los países del mundo las gentes de cada carrera desprecian a las de las otras».
    • Fuente: Cartas marruecas del coronel D. Joseph Cadahalso. Imprenta de Piferrer, 1796. Página 52. En Google Libros. Consultado el 30 de enero de 2020.
  • «La naturaleza es la única que pueda ser juez; pero su voz, ¿dónde suena?.
    • Fuente: Cartas marruecas. Cadalso, José. Imprenta de J. Smith, 1827. Página 7. En Google Libros. Consultado el 30 de enero de 2020.
  • «Llamo mérito al conjunto de un buen talento y un buen corazón».[2]
  • «Si la Inquisición fuera tal cual la pintan los franceses, ¿quién podría no aborrecerla? Según ellos, es un tribunal sangriento; inhumano, avariento, fraudulento, que manda prender, sentenciar y quemar al primero que pasa por la calle sin delito, juicio, ni necesitar más autoridad que la que le da el fanatismo. Según lo que vemos, es un tribunal que vigila sobre que no domine en España más que una fe, y por tanto quita todos los inmensos infortunios que han producido en otras partes la diversidad de religiones, y serían mucho más temibles en España».[3]
    • Fuente: Cartas marruecas[4]

Referencias[editar]

  1. Fernández Segado, Francisco. La libertad de imprenta en las Cortes de Cádiz: El largo y dificultoso camino previo a su legalización. Dykinson, 2014. Página 226. ISBN 9788490319345. En Google Libros. Consultado el 30 de enero de 2020.
  2. Señor, Luis (1ª ed. 1997 / 2017). Diccionario de citas. Espasa Calpe. p. 501.  ISBN 8423992543.
  3. Dufour, Gérard. La Inquisición española: una aproximación a la España intolerante. Montesinos, 1986. ISBN 9788476390122. Página 111.
  4. Defensa de la nación española contra la Carta persiana LXXVIII de Montesquieu. Cadalso, José. Editor Francisco Alonso. Júcar, 1985. ISBN 9788433410849. Página 270.