«El ojo humano no puede percibir directamente los colores de las galaxias, ni siquiera con la ayuda de los telescopios más potentes que existen, pues su luz es demasiado débil para estimular los receptores de color de la retina».
«Pocos astrónomos pudieron anticipar que este acontecimiento -el repentino nacimiento del Universo- se convertiría en un hecho científico probado, pero las observaciones del cielo a través de los telescopios les han llevado a esa conclusión».