Supongo que hay gente que está peor que yo, pero a partir de este punto, todos nos sentimos igual de miserables.
Le temo al resfriado hijo de su madre que me coge cuando le da la gana y me fastidia todo, llega cuando menos se lo necesita y así me pone de un humor de perros.
Las puertas no se cierran hasta que se cierran.
La vagancia no puede ser justificada por la lógica.
Si eres inteligente, siempre puedes justificar el hecho que no estés haciendo nada.