Pues, entonces, deberías haber llevado como depósito mis dineros en plata a los banqueros, y, al llegar yo, estaría recibiendo lo que es mío con interés.
Después Jesús entró en el Templo y echó a todos los que vendían y compraban allí, derribando las mesas de los cambistas y los asientos de los vendedores de palomas.
“En todo el mundo, los mercados financieros privados descuidan a los que son muy pobres. Los bancos convencionales no buscan establecerse en las comunidades pobres, pues ahí no es donde está el dinero.”