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Nelson Mandela

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Nelson Mandela
«“Soy el amo de mi destino, soy el capitán de mi alma”».
«“Soy el amo de mi destino, soy el capitán de mi alma”».
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Nelson Mandela (Mvezo, Provincia Cabo Oriental, 18 de julio de 1918 – Johannesburgo, 5 de diciembre de 2013) fue un político y abogado sudafricano, Nobel de la Paz en 1993.

  • «Coged vuestros fusiles, vuestros cuchillos vuestras pangas (espadas), y lanzadlos al mar». [1]
  • «El [mapa político] del continente africano es herencia del colonialismo». [2]
  • «La mayor gloria no es no caer nunca, sino levantarse siempre».[3]
  • «La muerte es algo inevitable. Cuando un hombre ha hecho lo que él considera como su deber para con su pueblo y su país, puede descansar en paz. Creo que he hecho ese esfuerzo y que, por lo tanto, dormiré por toda la eternidad».[3]
  • «No debemos permitir que nos provoquen aquellos que pretenden negarnos la libertad por la que Hani entregó su vida». [4]
  • «No hay revelación más intensa del alma de una sociedad que la forma en que se trata a sus niños».[3]
  • «Privar a las personas de sus derechos humanos es poner en tela de juicio su propia humanidad».[5]
  • «Si quieres hacer las paces con tu enemigo tienes que trabajar con él y entonces se volverá tu compañero».[3]
  • «“Soy el amo de mi destino, soy el capitán de mi alma”».
    [I am the master of my fate, I am the captain of my soul].[7]
  • «Una buena cabeza y un buen corazón son siempre una combinación formidable».[8]
  • «Un ganador es un luchador que nunca se rinde».[3]
  • «Un Gobierno que emplea la fuerza para imponer su dominio enseña a los oprimidos a usar la fuerza para oponerse a él».[9]

Discursos

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  • «Soy el primer acusado. Soy licenciado en arte y he ejercido como abogado en Johannesburgo durante algunos años en colaboración con Oliver Tambo. Soy un prisionero condenado a cinco años por salir del país sin permiso y por incitar a la gente a hacer huelga a finales de mayo de 1961 [...] Sea lo que sea lo que he hecho, lo he hecho por mis experiencias en Sudáfrica y mis raíces africanas, de las que me siento orgulloso, y no por lo que cualquier extranjero pueda haber dicho. Durante mi juventud en Transkei, escuché a los ancianos de la tribu contar historias sobre los viejos tiempos. Entre las historias que me narraron se encuentran las de las batallas libradas por nuestros antepasados en defensa de la patria. Los nombres de Dingane y Bambata, Hintsa y Makana, Squngthi y Dalasile, Moshoeshoe y Sekhukhuni, eran elogiados y considerados el orgullo de toda la nación africana. Por entonces yo esperaba que la vida pudiese ofrecerme la oportunidad de servir a mi pueblo y hacer mi humilde contribución a su lucha por la libertad [...] Los miembros del ANC siempre hemos defendido una democracia no racista y nos alejábamos de cualquier acción que pudiese distanciar aún más las razas. Pero la dura realidad era que lo único que había conseguido el pueblo africano tras 50 años de no violencia era una legislación cada vez más represiva y unos derechos cada vez más mermados. Por entonces, la violencia ya se había convertido, de hecho, en un elemento característico de la escena política sudafricana. Hubo violencia en 1957 cuando a las mujeres de Zccrust se les ordenó que llevasen un pase encima; hubo violencia en 1958 con el sacrificio selectivo del ganado en Sekhukhuneland; hubo violencia en 1959 cuando la gente de Cato Manor protestó por los controles de los pases; hubo violencia en 1960 cuando el Gobierno intentó imponer autoridades bantúes en Pondoland. Cada altercado apuntaba a la inevitable intensificación entre los africanos de la creencia de que la violencia era la única salida; mostraba que un Gobierno que emplea la fuerza para imponer su dominio enseña a los oprimidos a usar la fuerza para oponerse a él. [...] Eran posibles cuatro formas de violencia. Está el sabotaje, está la guerra de guerrillas, está el terrorismo y está la revolución abierta. Optamos por adoptar la primera. El sabotaje no conllevaba la pérdida de vidas y era lo que ofrecía más esperanzas para las relaciones interraciales en el futuro. [...] Siempre me he considerado, en primer lugar, un patriota africano. Hoy día me siento atraído por la idea de una sociedad sin clases, y es una atracción que proviene en parte de las lecturas marxistas y, en parte, de mi admiración por la estructura de las primeras sociedades africanas. La tierra pertenecía a la tribu. No había ricos ni pobres y no había explotación. Todos aceptamos la necesidad de que exista una cierta forma de socialismo para permitir que nuestro pueblo alcance a los países avanzados de este mundo y supere su legado de extrema pobreza. Pero esto no significa que seamos marxistas [...] Mi pensamiento se ha visto influido tanto por Occidente como por Oriente. No debería atarme a ningún otro sistema de sociedad concreto que no sea el socialismo. Debo liberarme para tomar prestado lo mejor de Occidente y de Oriente [...] Es una lucha de los africanos, movidos por su propio sufrimiento y su propia experiencia. Es una lucha por el derecho a vivir. Durante toda mi vida me he dedicado a esta lucha de los africanos. He luchado contra la dominación de los blancos, y he luchado contra la dominación de los negros. He anhelado el ideal de una sociedad libre y democrática en la que todas las personas vivan juntas en armonía y con igualdad de oportunidades. Es un ideal por el que espero vivir y que espero lograr. Pero si es necesario, es un ideal por el que estoy dispuesto a morir».[10]

Reflexiones

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  • «Desde sus primeros días, la Revolución Cubana ha sido una fuente de inspiración para todas las personas amantes de la libertad. Admiramos los sacrificios del pueblo cubano en el mantenimiento de su independencia y soberanía frente a la campaña imperialista orquestada viciosamente para destruir lo ganado por la Revolución».
    ["From its earliest days, the Cuban Revolution has also been a source of inspiration to all freedom-loving people. We admire the sacrifices of the Cuban people in maintaining their independence and sovereignty in the face of the vicious imperialist-orquestrated campaign to destroy the impressive gain made in the Revolution"].[11]
  • «La educación es el gran motor del desarrollo personal. Es a través de la educación como la hija de un campesino puede convertirse en médico, el hijo de un minero puede convertirse en el jefe de la mina, o el hijo de un granjero puede llegar a ser presidente de una gran nación».
    [Education is the great engine of personal development. It is through education that the daughter of a peasant can become a doctor, that the son of a mineworker can become the head of the mine, that a child of farmworkers can become the president of a great nation].[12]

Referencias

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  1. Albaigès (1997), p. 506.
  2. Albaigès (1997), p. 547. Sintetizado de una entrevista en Tiempo (1995).
  3. 3,0 3,1 3,2 3,3 3,4 Nelson Mandela, un ser humano imprescindible. Oscar Oramas. Es. Ruth, 2023; isbn 9789962740384; en GLibros.
  4. Carlin, John. La sonrisa de Mandela. Penguin Random House Grupo Editorial España, 2013; pág. ISBN 9788499924090.
  5. Ver: Amnistía Internacional,
  6. "Mandela Slams Bush On Iraq", Noticiario de la CBS 30.01.2003.
  7. Atribuida por lo geenral al propio Mandela, él la uso citando los dos versos finales del poema 'Invictus' de William Ernest Henley. Brownell, W. C. (1963). American prose masters: Cooper, Hawthorne, Emerson, Poe, Lowell, Henry James. Harvard University Press. p. 283. OCLC 271184.  Recogida sin citar fuente, por Palomo (2013), p. 98.
  8. Palomo (2013), p. 56.
  9. Obituario en El País (Internacional) del 07.12.2013.
  10. "Discurso de Nelson Mandela desde el banquillo en el Juicio de Rivonia, el 20 de abril de 1964 ante el Tribunal Supremo de Pretoria, que le condenaría a 27 años de carcel". Texto completo.
  11. "Castro Opens National Moncada Barracks Ceremony" La Habana, 1991.
  12. De Largo camino a la libertad (1995). Citado por Soudien, Crain (2017). Springer, ed. Nelson Mandela: Comparative Perspectives of his Significance for Education. p. 127. ISBN 9789463009089.  Ver también Long walk to freedom: The autobiography of Nelson Mandela. Back Bay Books, 1994. ISBN 03165481891944. Pág. 144.

Bibliografía

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