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Isabel García Lorca

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Isabel García Lorca
«Veo mi vida como un inmenso y desordenado retablo».
«Veo mi vida como un inmenso y desordenado retablo».
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Isabel García Lorca (Granada, 11 de octubre de 1909 — Madrid, 9 de enero de 2002) fue una profesora y diarista española.

  • «[Antes de la guerra civil, España] era un país muy civilizado. Había un grupo de gente extraordinaria que en el ámbito de la cultura realizó un avance increíble. Eso se cercenó. No es que no haya habido después grandes poetas, prosistas y de todo; pero matar una cultura es lo peor que se puede hacer». [1]
  • «He tenido una vida extraordinaria, por eso creo que estoy aguantando tanto [90 años]. Si es verdad eso que dice Freud, que los diez primeros años son los que te marcan, mis diez primeros fueron tan fabulosos que he llegado a los que tengo ahora gracias a ellos. Fueron muy bonitos, muy ricos, muy felices».[1]
  • «He tenido los padres más inteligentes del planeta. Que yo disfrutara de la misma educación que Laura de los Ríos, que tuviéramos aquella amistad tan estrecha... Le aseguro a usted que en aquella época en Granada había mucha gente que decía que Fernando de los Ríos, cuando pasaba, olía a azufre. Una tía mía, hermana de mi padre, se lo encontró en una confitería y lo saludó. Ella estaba con dos amigas que echaron a correr y se fueron a la iglesia. Eso era gran parte de Granada».[1]
  • «Veo mi vida como un inmenso y desordenado retablo». [2]
  • «Yo siempre fui muy de izquierdas y lo sigo siendo. No me gustan esos viejos que de jóvenes han sido muy de izquierdas y luego, cuando pasan los años, se vuelven muy conservadores. Me da mucha grima, me fastidian mucho esos viejos. No he querido ser una vieja de ese tipo, así que soy ahora quizá más radical que cuando tenía veinticinco años».[1]

Sobre Isabel

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  • «A Isabel García Lorca le sorprendió la guerra civil en Madrid. Un día sonó el teléfono en casa de Bernardo Giner, en la que se había refugiado para salvarse de los primeros momentos de violencia. Era un teléfono negro, de pared, que ella cogió con la despreocupación de la persona que realiza un acto cotidiano, porque la vida se convierte en rutina incluso en los acontecimientos más difíciles. Sin embargo, hay noticias que suponen una frontera, un cambio en el idioma de la realidad, y lo vuelven a definir todo, el carácter, el sentido de los relojes, el humor de los recuerdos. La voz telefónica dejó un recado para los dueños de la casa: 'Solamente dígales usted que es verdad, que han matado en Granada a Federico García Lorca'. Soltó el teléfono, que cayó contra la pared y se quedó balanceándose como un péndulo negro. Al llegar a esta escena, dramática y magníficamente escrita, el lector del libro de memorias comprende el carácter de su protagonista, su tiempo interior, su necesidad de revivir, de sentirse heredera de una época».[3]

Referencias

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  1. 1,0 1,1 1,2 1,3 Entrevista de José Méndez para la Revista Residencia en 1999.
  2. Autocitado por la autora en "Recuerdos míos", p. 277.
  3. García Montero relatando un pasaje de las memorias de Isabel García Lorca, "Recuerdos míos", p. 195. Publicado en El País del 2002/11/02.

Bibliografía

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  • García Lorca, Isabel (2002). Recuerdos míos (edición de Ana Gurruchaga. Barcelona, Tusquets Editores. ISBN 8483108305.  Publicado poco después de su muerte; el título del libro parte de un verso de Miguel de Unamuno.
  • García Lorca, Isabel (1989). Recuerdos de infancia, en "L'impossible/possible di Federico García Lorca. Nápoles, Edizione Scientifiche Italiane.