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Gregorio Marañón

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Gregorio Marañón
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Gregorio Marañón (Madrid, 19 de mayo de 1887 – ibidem, 27 de marzo de 1960) fue un médico, historiador y escritor español.

  • «Aunque la verdad de los hechos resplandezca, siempre se batirán los hombres en la trinchera sutil de las interpretaciones».Error en la cita: Etiqueta de apertura <ref> sin su correspondiente cierre </ref>
  • «La nostalgia no impuesta, sino querida, es la forma más pura del patriotismo».[1][2]
  • «El hombre es el que hace la historia; la mujer tiene la misión de hacer al hombre padre de la historia».[3]

Reflexiones y discursos

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  • «Aquí está el secreto de la insensatez del feminismo. Cuando la mujer pretende igualarse socialmente al varón, es evidente que todo lo que gana en influencia externa lo pierde en influjo íntimo sobre el hombre. La mujer emancipada ha dejado de ser la posible esclava del varón, Pero a la vez ha dejado de ser también su posible dueña. Se ha convertido sencillamente en su rival, negocio en el que la mujer, casi siempre, sale perdiendo».[4]
  • «Es posible que en ninguna otra época de la historia haya estado el destino de los pueblos tan en manos de la mujer como en la de los Césares; y la razón es que entonces alcanza uno de sus momentos culminantes la categoría legítima de la mujer, la maternidad».[5]
  • «¡Qué gentes! [en referencia a los dirigentes del bando «republicano»] Todo es en ellos latrocinio, locura, estupidez (...) Tendremos que estar varios años maldiciendo la estupidez y la canallería de estos cretinos criminales, y aún no habremos acabado. ¿Cómo poner peros, aunque los haya, a los del otro lado? (...). Y aun es mayor mi dolor por haber sido amigo de tales escarabajos».[6]
  • «Si el lema de "Arriba España", que hoy gritan con emoción muchos, muchos que no son ni serán fascistas, lo hubieran adoptado los del bando de enfrente, el tanto por ciento de sus probabilidades de triunfar hubiera sido, por este simple hecho, infinitamente mayor».[7]
  • «Si una mujer responde a los deslices de su marido con obstinada virtud y además con un disimulo ostentoso de las faltas conyugales es, casi siempre, porque es éste el doble precio de la captación de la voluntad de aquél; y, desde luego, indicio también de debilidad en el amor. Toda la vida afectiva y sexual de Livia da, además, la impresión de que padeció un defecto común a muchas mujeres ambiciosas, la frigidez. Desde la altura de la frigidez, la mujer intacta, invulnerable a la entrega generosa del alma que supone el verdadero amor, utiliza sus atractivos en pura ventaja para sus ambiciones».[8]

«Liberalismo o comunismo»

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  • «Aunque en el lado rojo no hubiera un solo soldado ni un solo fusil moscovitas, sería igual: la España roja es espiritualmente comunista rusa. En el lado nacional, aunque hubiera millones de italianos y alemanes, el espíritu de la gente es, con sus virtudes y sus defectos, infinitamente español, más español que nunca».[7]
  • «El liberal español unía al defecto común a todos los liberales del mundo, a saber, una ceguera de colores que sólo le permitía ver el antiliberalismo negro, pero no el rojo: la vieja tradición anticlerical».[7]
  • «El liberal sigue creyendo que Rusia es el país del progreso y de la libertad, casi la Meca del liberalismo».[7]
  • «Éstos son los términos exactos del problema. Una lucha entre un régimen antidemocrático, comunista y oriental y otro régimen antidemocrático, anticomunista y europeo, cuya fórmula exacta sólo la realidad española, infinitamente pujante, modelará».[7]
  • «La sublevación de Asturias en octubre de 1934 fue un intento en regla de ejecución del plan comunista de conquistar a España. (...) El movimiento comunista de Asturias fracasó por puro milagro. Pero dos años después tuvo su segundo y formidable intento».[7]
  • «Mas lo que no admite duda es que las profecías de las derechas extremas o monárquicas que se oponían a la República se realizaron por completo: desorden continuo, huelgas inmotivadas, quema de conventos, persecución religiosa, exclusión del poder de los liberales que habían patrocinado el movimiento (...), negativa a admitir en la normalidad a las gentes de derecha que de buena fe acataron el régimen».[7]

Referencias

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  1. Exilios: los éxodos políticos en la historia de España, siglos XV-XX, p. 20. Silex Ediciones, 2007. ISBN 9788477371892.
  2. En Luis Vives (Un español de España), 1942. Contexto:«Cuando se está a la fuerza desterrado puede sentirse como nunca la llama viva del patriotismo. Mas el que voluntariamente se exilia por exceso de amor, es porque ha convertido en ilusión intangible la idea del país lejano: porque le adora, no como es, sino como quisiera que fuese. En sus críticas se destila y ennoblece, todavía más, su ideal; y sobre su afán de volverlo a ver se alza el santo miedo de que la realidad lo defraude. La nostalgia no impuesta, sino querida, es la forma más pura del patriotismo».
  3. Señor (1997), p. 276.
  4. Marañón (1939), p. 120.
  5. Marañón (1939), p. 120.
  6. Rubio Cabeza, Manuel. Los intelectuales españoles y el 18 de julio, Ediciones Acervo, 1975, p. 64.
  7. 7,0 7,1 7,2 7,3 7,4 7,5 7,6 Gregorio Marañón: «Liberalismo y comunismo». Artículo publicado en la Revue de París en su número del 15 de diciembre de 1937. Posteriormente en La Nación, Buenos Aires, 3 de enero de 1938. También fue editado y distribuido, en forma de separata, en 1938, por la Oficina de Prensa y Propaganda de la Representación del Gobierno Nacional en Buenos Aires (O.P.Y.P.R.E.). Finalmente fue publicado en la revista Punta Europa, año V, núms. 55-56, Madrid, julio-agosto de 1960.
  8. El autor analiza el carácter de Livia, esposa del primer emperador romano, Augusto, y madre del segundo, Tiberio. Marañón (1939), pp. 119-120.

Bibliografía

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  • Marañón, Gregorio. Tiberio: Historia de una ambición. 1.ª edición. Editorial Espasa-Calpe Argentina, S.A., 1939.
  • Señor, Luis (2005). Diccionario de citas. Barcelona: Espasa Calpe. ISBN 8423992543.