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Manuel Belgrano

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Manuel Belgrano
«El honor y el premio son los resortes para que no se adormezca el espíritu del hombre»
«El honor y el premio son los resortes para que no se adormezca el espíritu del hombre»
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Manuel Belgrano (Buenos Aires; 3 de junio de 1770–ibid.; 20 de junio de 1820) fue un intelectual, abogado, economista, periodista, político y militar argentino.

  • «Antiguamente se halló en la política la máxima siguiente: “Es bueno mantener la gran masa del pueblo en la ignorancia, idea que aunque no fuera indigna del hombre, se opone al verdadero interés del Soberano.” [...] Ese es uno de los objetivos más importantes del gobierno. Vasallos dichosos y Soberano poderoso, son el resultado del estado actual de las escuelas públicas, y de la educación lugareña, que después de mil ensayos, se han establecido en varias provincias de Alemania, Suecia, Inglaterra, etc... [...] Por este medio se logran en la gran masa de una nación costumbres sanas».[1]
  • «A quien procede con honradez, nada debe alterarle. He hecho cuanto he podido y jamás he faltado a mi palabra».[1]
  • «Desde la más remota antigüedad hasta nuestros días, la historia de los siglos y de los tiempos nos enseña cuánto aprecio han merecido todos aquéllos que han puesto el cimiento a alguna obra benéfica a la humanidad».[2]
    • Fuente: Discurso pronunciado por Manuel Belgrano cuando era el Secretario del Consulado el 13 de marzo de 1802 con motivo de la entrega de premios a los alumnos de la Escuela de Náutica.[2]
  • «Deseo ardorosamente el mejoramiento de los pueblos. El bien público está en todos los instantes ante mi vida».[3]
  • «El camino seguro de la libertad es la lucha por la libertad social».[4]
  • «[...] el estudio de lo pasado enseña cómo debe manejarse el hombre en lo presente y por venir».[5]
  • «[...] el hombre, por su naturaleza, aspira a lo mejor, y, por consiguiente, desea tener comodidades y no se conforma sólo con comer».[6]
  • «[...] el honor y el premio son los dos resortes más a propósito, para que no se adormezca el espíritu del hombre [...]».[7]
  • «[...] el interés es el único móvil del corazón del hombre y bien manejado puede proporcionar infinitas utilidades».[8]
  • «El miedo sólo sirve para perderlo todo».[4]
  • «El modo de contener los delitos y fomentar las virtudes es castigar al delincuente y proteger al inocente».[4]
  • «En mis principios no entra causar males sino cortarlos, como lo voy consiguiendo».[9]
  • «Fundar escuelas es sembrar en las almas».[4]
  • «Fomentar la agricultura, animar la industria y proteger el comercio son los tres importantes objetos que deben ocupar la atención de Vuestras Señorías. [...] Es el verdadero país de la felicidad, pues en él se encontrará la verdadera riqueza, será bien poblado y tendrá los medios de subsistencia».[10]
    • Nota: Palabras de Belgrano en la Junta de Gobierno de 15 de julio de 1796.
  • «Era preciso corresponder a la confianza del pueblo, y me todo contraje al desempeño de esta obligación, asegurando, como aseguro, a la faz del universo, que todas mis ideas cambiaron, ni una sola concedía a un objeto particular, por más que me interesase: el bien público estaba a todos instantes ante mi vista».[11]
  • «Esa paz tan estimable se compra al duro precio de la sangre y de la muerte».[12]
  • «Estoy muy acostumbrado a contrastes y más espíritu tengo en ellos que en las prosperidades; me ocurre siempre en éstas que después del buen tiempo viene el malo y en éste que ha de venir aquél».[1]
  • «¡Juro a la patria y a mis compañeros, que si a las tres de la tarde del día inmediato el virrey no hubiese renunciado, a fe de caballero, yo le derribaré con mis armas!».[13]
    • Nota: Juramento hecho en el salón de la casa del señor Rodríguez Peña ante el retraso del virrey Cisneros en renunciar a su cargo.
  • «Trataré de proponer medios generales para el adelantamiento de la agricultura, como que es la madre fecunda que proporciona todas las materias primeras que dan movimiento a las artes y al comercio».[14]
    • Nota: Memoria presentada como Abogado de los Reales Consejos y secretario por Su Majestad del Real Consulado de la capital a la Junta de Gobierno de 15 de julio de 1796.
  • «La sombra de la Junta que traigo conmigo hace prodigios; la Junta será la vencedora, no yo; su nombre solo con el aspecto de nuestros bravos atrae a los afectos y aterra a los malvados».[15]
    • Nota: Carta a Moreno el 27 de octubre de 1810.
  • «Lo que creyere justo lo he de hacer, sin consideraciones ni respetos a nadie».[4]
  • «Los gobiernos ilustrados, conociendo las ventajas que prometen el premio y el honor, han echado mano de estos principios motores del corazón humano para todas las empresas».[7]
  • «Me glorío de no haber engañado jamás a ningún hombre y de haber procedido constantemente por el sendero de la razón y de la justicia, a pesar de haber conocido la ingratitud».[16]
  • «Me hierve la sangre, al observar tanto obstáculo, tantas dificultades que se vencerían rápidamente si hubiera un poco de interés por la patria».[1]
  • «[Mis ideas] no se apartan de la razón y justicia que concibo, ni jamás se han dirigido a formar partidos, ni seguirlos».[17]
  • «Descuide usted que la recomendación irá en toda regla; pídame usted lo que quiera, que estoy pronto para todo; mis ideas se conforman con las de usted, y nada me anima más que el bien de la patria, cuya inclinación conozco en usted auxiliada de las luces que yo quisiera tener».[18]
    • Fuente: Carta a su amigo Mariano Moreno de 27 de octubre de 1810
  • «Mis intenciones no son otras que el evitar la efusión de sangre entre hermanos».[19]
  • «Mucho me falta para ser un verdadero padre de la patria, me contentaría con ser un buen hijo de ella».[20]
  • «Nada importa saber o no la vida de cierta clase de hombres que todos sus trabajos y afanes los han contraído así mismo, y ni uno solo instante han concedido a los demás; pero la de los hombres públicos, sea cual fuere, debe siempre presentarse, o para que sirva de ejemplo que se emite, o de una lección que retraiga de incidir en sus defectos».[21]
  • «Nadie me separara de los principios que adopté cuando me decidí a buscar la libertad de la patria amada, y como éste solo es mi objeto, no las glorias, no los honores, no los empleos, no los intereses, estoy cierto de que seré constante en seguirlos».[22]
  • «Ni la virtud ni los talentos tienen precio, ni pueden compensarse con dinero sin degradarlos».[4]
  • «No hay fiel ejecutor, ni tasa mejor que la concurrencia; ésta es la que nivela y arregla los precios entre el comprador y el vendedor; ninguna cosa tiene su valor real, ni efectivo en sí misma, sólo tiene el que nosotros le queremos dar; y éste se liga precisamente a la necesidad que tengamos en ella; a los medios de satisfacer esta inclinación; a los deseos de lograrla y a su escasez y abundancia».[23]
  • «No busco el concepto de nadie, sino el de mi propia conciencia, que al fin es con la que vivo en todos los instantes y no quiero que me remuerda».[4]
  • «No es lo mismo vestir el uniforme militar, que serlo».[4]
  • «No se crea que es ajeno al ministerio eclesiástico el instruir y el comunicar luces sobre el cultivo de las tierras, artes comercio, etc..., pues el mejor medio de socorrer la mendicidad y la miseria es prevenirlas y atenderlas en su origen, y nunca se puede prevenir si no se proporcionan los medios para que se busque su subsistencia».[24]
  • «Nuestros patriotas están revestidos de pasiones, y en particular, la de la venganza; es preciso contenerla y pedir a Dios que la destierre, porque de no, esto es de nunca acabar y jamás veremos la tranquilidad».[4]
  • «Parece que la injusticia tiene en nosotros más abrigo que la justicia. Pero yo me río, y sigo mi camino».[4]
  • «Pues deseo que todos sepan el bien para alegrarse, y el mal para remediarlo, si aman a su patria; así que nada oculto ni ocultaré jamás».[25]
  • «Que no se oiga ya que los ricos devoran a los pobres, y que la justicia es sólo para aquéllos».[1]
  • «Renuncio a mi sueldo de vocal de la Primera Junta de Gobierno porque mis principios así me lo exigen».[4]
  • «Se apoderaron de mis ideas de libertad, igualdad, seguridad, propiedad, y sólo veía tiranos en los que se oponían a que el hombre fuese donde fuese, no disfrutase de unos derechos que Dios y la naturaleza le habían concedido».[1]
  • «Sin enseñanza no hay adelantamientos y he clamado siempre por la escuela [...] como medios para la prosperidad del estado».[1]
  • «Trabajé siempre para mi patria poniendo voluntad, no incertidumbre; método no desorden; disciplina, no caos; constancia no improvisación; firmeza, no blandura; magnanimidad, no condescendencia».[4]
  • «Un pueblo culto nunca puede ser esclavizado».[4]

Citas sobre Manuel Belgrano

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  • General sin las dotes del genio militar, hombre de estado sin fisonomía acentuada [...] Sus virtudes fueron la resignación y la esperanza, la honradez del propósito y el trabajo desinteresado.[26]

Referencias

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  1. 1,0 1,1 1,2 1,3 1,4 1,5 1,6 Franco Crespo, Antonio A. 100 Masones. Su palabra, p. 57. 2009. ISBN 9789871303946.
  2. 2,0 2,1 Gutiérrez, Juan María. Noticias historicas sobre el oríjen y desarrollo de la enseñanza publica superior en Buenos Aires desde la época de la extinción de la Compañía de Jesús en el año 1767 hasta poco después de fundada la universidad en 1821: con notas, biografias, datos estadísticos y documentos curiosos inéditos ó .... Editor J.M. Cantilo, 1868. p. 196.
  3. Anales del Instituto Nacional Belgraniano, número 11, p. 337. Colaborador y editor Instituto Nacional Belgraniano, 2005.
  4. 4,00 4,01 4,02 4,03 4,04 4,05 4,06 4,07 4,08 4,09 4,10 4,11 4,12 4,13 Balmaceda, Daniel. Estrellas del pasado. Penguin Random House Grupo Editorial Argentina, 2015. ISBN 9789500752411.
  5. Belgrano, Manuel. Fragmentos autobiográficos, p. 9. Editorial Linkgua digital, 2014. ISBN 9788498979930.
  6. Borrini, Alberto. El silencio no es negocio: Por qué las empresas deben informar más y mejor a sus públicos, p. 24. Ediciones El Cronista Comercial, 1983. ISBN 9789509067110.
  7. 7,0 7,1 Documentos del Archivo de Belgrano, Volumen 1. Autores Buenos Aires. Museo Mitre. Editorial Coni hermanos, 1913. p. 106.
  8. Belgrano, Mario. Belgrano, p. 19. Editorial Imprenta G. Pesce, 1927.
  9. Belgrano, Manuel; María Teresa Piragino (ed.). Epistolario Belgraniano, p. 421. Colaborador y editor Academia Nacional de la Historia (Argentina), 1970.
  10. Otálora, Mariano. Los próceres y el dinero: Inversiones, estafas y despilfarros de los grandes hombres de la patria. Penguin Random House Grupo Editorial Argentina, 2017. ISBN 9789500759397.
  11. Belgrano, Manuel. Fragmentos autobiográficos, p. 22. Editorial Linkgua digital, 2014. ISBN 9788498979930.
  12. Gutiérrez, Juan María. Noticias historicas sobre el oríjen y desarrollo de la enseñanza publica superior en Buenos Aires desde la época de la extinción de la Compañía de Jesús en el año 1767 hasta poco después de fundada la universidad en 1821: con notas, biografias, datos estadísticos y documentos curiosos inéditos ó ..., p. 199. Editor J. M. Cantilo, 1868.
  13. O'Donnell, Pacho. Breve historia argentina. De la Conquista a los Kirchner. Penguin Random House Grupo Editorial Argentina, 2014 ISBN 9789870434146.
  14. Valenzuela, Diego; Sanguineti, Mercedes. Belgrano: La revolución de las ideas. Penguin Random House Grupo Editorial Argentina, 2013. ISBN 9789500744690.
  15. Belgrano, Manuel; María Teresa Piragino (ed.). Epistolario Belgraniano, p. 69. Colaborador y editor Academia Nacional de la Historia (Argentina), 1970.
  16. Alaniz, Mario. Manipulación climática, p. 15. Editor Alta Cordobesa Impresos. ISBN 9789874380722.
  17. Belgrano, Manuel; María Teresa Piragino (ed.). Epistolario Belgraniano, p. 197. Colaborador y editor Academia Nacional de la Historia (Argentina), 1970.
  18. Investigaciones y ensayos, número 40. Colaborador y editor Academia Nacional de la Historia (Argentina), 1990. Procedencia del original: Universidad de Virginia. Digitalizado: 1 mayo 2008. p. 72.
  19. Documentos del Archivo de Belgrano, Volumen 3. Autores Buenos Aires. Museo Mitre. Editorial Coni hermanos, 1913. p. 351.
  20. Torres, Juan Lucio El español como soldado argentino: Participación en las campañas militares por la libertad e independencia, p. 191. Ediciones de la Torre, 2014. ISBN 9788479605780. En Google Libros.
  21. Mitre, Bartolomé. Historia de Belgrano y de la independencia Argentina, volumen 4. Editor J. Roldan y cía., 1928.
  22. Belgrano, Manuel. Epistolario Belgraniano. Editora y compiladora María Teresa Piragino. Colaborador y editor Academia Nacional de la Historia (Argentina), 1970. p. 197.
  23. Gondra, Luis Roque. Manuel Belgrano: una vida ejemplar, 2.ª Edición. Editorial Talleres s. a. Casa Jacobo Peuser, ltda., 1938. p. 81.
  24. Citado en Valenzuela, Diego; Sanguineti, Mercedes. Belgrano: La revolución de las ideas. Penguin Random House Grupo Editorial Argentina, 2013. ISBN 9789500744690. En Google Libros.
  25. Belgrano, Manuel. Epistolario Belgraniano. Editora y compiladora María Teresa Piragino. Colaborador y editor Academia Nacional de la Historia (Argentina), 1970. p. 222.
  26. Sarmiento, Domingo Faustino: Obras de. Ed. imp. "Mariano Moreno", Bs. As. 1899, t XXI, pp. 340 a 349.