Honoré Gabriel Riquetti
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Honoré Gabriel Riquetti, conde de Mirabeau | |||||||||||
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«He temido siempre indignar a la razón, pero nunca a los hombres» |
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Honoré Gabriel Riquetti (castillo de Le Bignon, Nemours, 9 de marzo de 1749-París, 2 de abril de 1791), también conocido como el conde de Mirabeau, fue un masón, revolucionario, periodista, político, diplomático, escritor y orador francés.
Citas
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- «Háblase de negros en ese libelo de un hombre ebrio. Claro está que no es al Chatelet de París, sino al Chatelet del Senegal a quien toca conocer de esa extravagancia; sólo a mí se me nombra en él, pasemos al orden del día».[2]
- Nota: Respuesta a un libelo de Marat en el que se le calificaba de negro y tunante digno del patíbulo.
- «He temido siempre indignar a la razón, pero nunca a los hombres».[3]
- Nota: Contestación a Regnauld de Saint-Jean, quien se irritaba ante la proposición de crear una sola cámara.
- «Los privilegios acabarán, pero el pueblo es eterno».[6]
- «Más importa dar a los hombres buenas costumbres que leyes y tribunales».[7]
- «Paréceme señor informante que me aduláis. Tuvisteis la bondad de comunicarme ese documento, y creo haber leído en él: Riqueti el mayor es un infame malvado. Conviene mostrar con sus verdaderos colores el retrato fiel que mi informante hace de mí. Continuad leyendo».[2]
- Nota: Contestación dada a uno que informaba sobre una carta hallada a un supuesto agente de Mirabeau, en la que se decía: Riqueti el mayor es un malvado.
- «Yo la adopto, yo la sostengo, yo la proclamo, por la razón misma por la que se combate. Sí, señores, porque el nombre del pueblo no es aún bastante respetado en Francia; porque está oscurecido cubierto con el orín de las preocupaciones; porque nos representa una idea que alarma al orgullo y repugna a la vanidad; porque se pronuncia con menosprecio en los salones de la aristocracia; por eso mismo, señores, quiero yo, y debemos todos nosotros imponernos la obligación, no sólo de rehabilitarle, sino de ennoblecerle y hacerle desde hoy más respetable a los ministros, y caro a todos los corazones».[2]
- Nota: Palabras dirigidas a todos los que atacaban la calificación de pueblo francés.
Referencias
[editar | editar código]- ↑ 1,0 1,1 Villamarín Pulido, Luis Alberto. Superación personal: Tesoro de la sabiduría, Tomo I, p. 242. 2015. ISBN 9781499301441.
- ↑ 2,0 2,1 2,2 Timon, Joseph Marie. Libro de los oradores, Volumen 1, p. 224. Editor Antonio de San Martin, 1861.
- ↑ Timon, Joseph Marie. Libro de los oradores, Volumen 1, p. 223. Editor Antonio de San Martin, 1861.
- ↑ Borrás, José. Diccionario citador de máximas, proverbios, frases y sentencias escogidas de los autores clásicos latinos, franceses, ingleses e italianos, p. 8. Editorial Imp. Indar, 1836.
- ↑ Diccionario de pensamientos sublimes y sentenciosos, p. 8.
- ↑ Timon, Joseph Marie. Libro de los oradores, Volumen 1, p. 203. Editor Antonio de San Martin, 1861.
- ↑ Esteban Lario, Jesús. Comunicación y protocolo empresarial en los países de la zona euro, p. 37. Editorial Librería-Editorial Dykinson, 2014. ISBN 9788490850916.
- ↑ Ortega Blake, Arturo. El gran libro de las frases célebres. Penguin Random House Grupo Editorial México, 2013 ISBN 978-60-7311-631-2.