Hildegarda de Bingen
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Hildegarda de Bingen | |||||||||||
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![]() Santa Hildegarda en una miniatura del siglo XII |
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Véase también | |||||||||||
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Esta página contiene citas de una persona fallecida hace 842 años. | |||||||||||
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Hildegarda de Bingen (Bemersheim, Renania-Palatinado (Sacro Imperio Romano Germánico); 16 de septiembre de 1098-Eibingen (id.); 17 de septiembre de 1179) fue una abadesa, mística, médica, compositora y escritora alemana.
Citas[editar]
- «Cuando el diablo engañoso supo que el hombre, por inspiración de Dios, había empezado a cantar [...], se sintió aterrorizado y atormentado y se dio a reflexionar y a averiguar [...] cómo podría en adelante no sólo multiplicar en el corazón de los hombres las sugerencias malvadas y pensamientos inmundos o diversas distracciones, sino incluso en el corazón de la Iglesia, a través de disensiones y escándalos o mediante órdenes injustas, perturbando o impidiendo la celebración y la belleza de la divina alabanza y de los himnos espirituales. Por eso, vosotros y todos los prelados debéis reflexionar con extrema vigilancia, y antes de cerrar con vuestra sentencia la boca de alguien que en la Iglesia canta las alabanzas de Dios al suspenderlo y prohibirle recibir los sacramentos, antes de hacer todo eso, debéis examinar con cuidado las causas por las que lo hacéis, pensando sobre ellas con la mayor atención».[1]
- Carta en respuesta a la excomunión en 1179.
- «En la misma visión, entendí los escritos de los profetas, de los Evangelios y de los demás santos y de algunos filósofos, sin haber recibido instrucción de nadie, y expuse ciertas cosas basadas en ellos, aunque apenas tenía conocimientos literarios, al haberme educado como mujer poco instruida».[2]
- Refiriéndose a sus años de juventud.
- «En mi tercer año de edad, vi tal luz que mi alma se sintió estremecida, pero debido a mi corta edad, no pude decir nada».[3]
- Refiriéndose a sus años de juventud.
- «Huye de la abyección, oh rey, sé un soldado, un caballero armado, aquel que combate valientemente al demonio, para no dispersarte y para que tu reino terrestre no sufra por ello».[4]
- Al emperador Federico I Barbarroja.
- «¡Oh, figura femenina, cuán gloriosa eres!».[5]
Citas sobre Hildegard[editar]
- «De creerla a ella misma, se trata tan sólo de una “miserable mujer”, a la que Dios ha elegido para revelar su Palabra. Pero si seguimos de cerca su vida y su obra, se nos muestra, sin embargo, como una persona culta, fuerte y rebelde, capaz de sobreponerse a todos los prejuicios de su tiempo y de llegar a convertirse, con la única energía de su voluntad y su talento, en consejera de papas y emperadores, fundadora de monasterios, autora de libros visionarios y tratados científicos, médica y compositora de espléndidas piezas musicales. Una mujer sin duda alguna extraordinaria, cuya sabiduría, valor y talento sobrepasan de lejos los límites impuestos por la costumbre a su condición femenina».[5]
- Ángeles Caso, en su obra Las olvidadas.
- «Nos te felicitamos y nos dirigimos a ti para que sepas que Dios se resiste a los soberbios y da su gracia a los humildes. Conserva pues y mantén esa gracia que existe en ti de manera que puedas sentir lo que te es entregado en espíritu, y que lo transmitas con toda prudencia cada vez que lo oigas».[6]
- Carta del papa Eugenio III a Hildegard.
Bibliografía[editar]
- Caso, Ángeles (2006). Las olvidadas. Una historia de mujeres creadoras. Círculo de Lectores, Barcelona. D.L. B-10229-2006, ISBN 84-672-1775-8