La Habana

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El Capitolio, museo de la Revolución, Gran Teatro de La Habana, catedral y vista panorámica de la vieja Habana.

La Habana es la capital de la República de Cuba.

Citas[editar]

  • «Ahora estallan, súbitos y multicolores, dos o tres días de perfil muy acusado, radicalmente diferenciados del resto de la sucesión de las horas. Son los días de compra, en que la ciudad se transfigura en mercado, feria o fiesta de Bagdad. Todos los secretos y alegrías del mundo parecen entonces caber en una caja ceñida por papel de celofán y trenzada por cordeles con todos los colores. [...]
    El habanero se despliega admirablemente en esos días únicos. Muestra deseos sin fin, su voluntad de apoderarse del mundo exterior crece y después se deshace como la espuma. Pero en esos días es el más opulento de los señores, adquiere, regala, ofrece y se aventura.» [1]
  • «Se puede decir de mí que soy un escritor de La Habana.
    En tanto asumo esa pertenencia y la practico de manera militante, he expresado en mi obra la preocupación por el presente de mi lugar. El destino actual de La Habana me duele por su deterioro masivo, por la pérdida ya irreparable de edificios y zonas enteras de la urbe. Me duele por su estancamiento físico mientras se produce un crecimiento demográfico capaz de generar hacinamiento, maltrato de los inmuebles, vidas condenadas a la promiscuidad, surgimiento incluso de barrios insalubres en la periferia. Esta decadencia en el espacio urbano, provoca que el hecho de que la ciudad parezca detenida en el tiempo es sólo un espejismo. La Habana ha evolucionado, pero no de la mejor manera. Ha envejecido mal, y tanto, que a veces su reconocimiento y la práctica de la pertinencia se hacen complejas.» [2]

Citas por autor[editar]

Antonio José Valdés[editar]

  • «Nicolás de Ovando, gobernador de la isla Española, comisionó el año de mil quinientos ocho a Sebastián de Ocampo, por especial encargo de la corte, para que examinase las costas de Cuba, y este encargo lo verificó, reconociendo ser ésta una isla digna de poblarse, por su excelente situación, bondad y abundancia de sus puertos; graduando uno por uno de los más recomendables, al que eligió para carenar sus buques, por lo que le llamó puerto de Carenas, y es el que actualmente conocemos con el nombre de La Habana.» [3]
  • «Por lo que concierne al manejo de tribunales, secretarios, y demás que concierne al papel sellado, declaro con rubor á la faz del universo que ningún otro pueblo excede a La Habana en su arraygada y destructora intriga; excepto acaso algunos pueblos del interior. [...] mucho he oído referir de otras ciudades grandes de la monarquía; pero el descaro é inmoralidad de los papelistas de La Habana es capaz de imponer temor a todo hombre de bien celoso de su honor y tranquilidad; y es capaz de tener prevenidos a los amigos de la justicia, para rehusar constantemente todo cargo de magistratura, por no verse en el extremo de autorizar las perversidades de los agentes del enredo, ó de matarse en vano por exterminar males , que son el bien de tanto depravado.[...]
    Lo que asimismo es peligrosísimo en La Habana para los infelices que pleytean, es la facilidad con que se amañan los que defiende pleytos contrarios, produciendo la dilación, y el desembolso continuo de las partes. Así se dice con razón que en La Habana ninguno gana un pleyto.» [4]
    • Nota: Se refiere el autor a la situación de la administración de justicia a mediados del siglo XVIII.
  • «Seguidamente se fundó la villa de San Juan de los Remedios, á la parte del norte; y el veinte y cinco de julio del año mil quinientos quince la de San Cristóbal de La Habana en la costa sur, cerca del Batanabó; cuyo nombre debió debió de ponérsele, por ser así que ese mismo día es la celebridad de San Cristóbal; sin embargo de que en esta isla se celebra a diez y seis de noviembre, por especial indulto de la silla apostólica a fin de no embarazar su festividad con la de Santiago, patrón de España y de la isla. El gentilicio de La Habana parece natural que se le diese á causa de haber sido la fundación en la provincia que los nativos distinguían con la misma denominación.»[5]

Referencias[editar]

  1. Lezama Lima, José. La Habana. Editor Verbum Editorial, 2009. ISBN 978-84-7962-477-4. p. 38.
  2. Padura, Leonardo. Siempre la memoria, mejor que el olvido: Entrevistas, crónicas y reportajes selectos. Verbum Editorial, 2016. p. 308.
  3. Valdés Antonio José. Historia de la isla de Cuba, y en especial de La Habana, Volumen 1. Editorial Oficina de la Cena, 1813. Procedencia del original: Universidad Complutense de Madrid. Digitalizado: 19 Dic 2008. p. 4.
  4. Valdés Antonio José. Historia de la isla de Cuba, y en especial de La Habana, Volumen 1. Editorial Oficina de la Cena, 1813. Procedencia del original: Universidad Complutense de Madrid. Digitalizado: 19 Dic 2008. p. 169-170.
  5. Valdés Antonio José. Historia de la isla de Cuba, y en especial de La Habana, Volumen 1. Editorial Oficina de la Cena, 1813. Procedencia del original: Universidad Complutense de Madrid. Digitalizado: 19 Dic 2008. pp. 17-18.