Diferencia entre revisiones de «Médico»

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Apuleyo
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* «Al mal mortal, ni médico, ni medicina no le val».<ref>{{Versalita|Correas}} (1906), [https://archive.org/details/vocabularioderef00corruoft/page/n3/mode/2up?q=medicina p. 40.]</ref>
* «Al mal mortal, ni médico, ni medicina no le val».<ref>{{Versalita|Correas}} (1906), [https://archive.org/details/vocabularioderef00corruoft/page/n3/mode/2up?q=medicina p. 40.]</ref>

== En la literatura clásica ==
* «¡Qué ignorancia la de los médicos! ¿Qué denota un pulso agitado, unas facciones de color irregular, una respiración dificultosa, unas palpitaciones frecuentes y periódicas de uno y otro lado? ¡Dios mío! ¡Qué fácil es diagnosticarlo, aún sin estudiar medicina, pero con una leve idea de la ansiedad amorosa, cuando se ve a una persona ardiendo sin que su cuerpo acuse temperatura».<ref>{{Versalita|El asno de oro}} Apuleyo. Trads: Lisardo Rubio Fernández, Manuel Díaz y Díaz. RBA Libros, [https://books.google.es/books?id=KY7ODwAAQBAJ&pg=false 2016]. ISBN 9788424929848.</ref>
** [[Apuleyo]]


== Véase también ==
== Véase también ==

Revisión del 11:48 20 abr 2021

Médico es la persona que ejerce la medicina.[1] Tiene también muy diversos usos figurados.

Citas

  • «A los médicos sabios, prudentes y discretos los pondré sobre mi cabeza y los honraré como a personas divinas».[2]
  • «Los mejores médicos del mundo son: el doctor dieta, el doctor reposo y el doctor alegía».[6]

Citas por autor

Jardiel Poncela

Página principal: Jardiel Poncela
  • «El espiritismo se inventó para que los médicos pudieran hablar con su clientela».[7]
  • «El médico de cabecera siempre está al pie de la cama».[8]
  • «Echad de vuestra alcoba al médico, si queréis morir de muerte natural».[9]
  • «Únicamente los médicos, que los auscultan, pueden asegurar que los humanos tienen corazón».[10]

Proverbios, refranes y dichos

  • «Al mal mortal, ni médico, ni medicina no le val».[11]

En la literatura clásica

  • «¡Qué ignorancia la de los médicos! ¿Qué denota un pulso agitado, unas facciones de color irregular, una respiración dificultosa, unas palpitaciones frecuentes y periódicas de uno y otro lado? ¡Dios mío! ¡Qué fácil es diagnosticarlo, aún sin estudiar medicina, pero con una leve idea de la ansiedad amorosa, cuando se ve a una persona ardiendo sin que su cuerpo acuse temperatura».[12]

Véase también

Referencias

  1. DLE/RAE
  2. Segunda parte del ingenioso caballero don Quijote de la Mancha. Madrid: Juan de la Cuesta; 1615. Capítulo 47.
  3. Ortega (2013), p. .
  4. Ortega (2013), p. .
  5. Palomo (2013), p. 195.
  6. Palomo (2013), p. 195.
  7. Jardiel (2016), pp. 97-99.
  8. Jardiel (2016), pp. 97-99.
  9. Jardiel (2016), pp. 97-99.
  10. Jardiel (2016), pp. 97-99.
  11. Correas (1906), p. 40.
  12. El asno de oro Apuleyo. Trads: Lisardo Rubio Fernández, Manuel Díaz y Díaz. RBA Libros, 2016. ISBN 9788424929848.

Bibliografía

  • Albaigès, José María (1997). Un siglo de citas. Planeta.  ISBN 8423992543.
  • Jardiel, Enrique (2016). Máximas mínimas. Renacimiento.  ISBN 8416685189.
  • Ortega, Arturo. El gran libro de las frases célebres. Penguin Random House Grupo Editorial. México, 2013. ISBN 6073116314, 9786073116312. (En Google Books.)
  • Señor, Luis (2005). Diccionario de citas. Espasa Calpe.  ISBN 8423992543.

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