Diferencia entre revisiones de «Marcelino Menéndez Pelayo»

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* «[[Pueblo]] que no sabe su [[historia]] es pueblo condenado a irrevocable [[muerte]]. Puede producir brillantes individualidades aisladas, rasgos de [[pasión]], de [[ingenio]] y hasta de género, y serán como relámpagos que acrecentará más y más la lobreguez de la [[noche]].» <ref>Santoveña Setién, Antonio. Marcelino Menéndez Pelayo: revisión crítico-biográfica de un pensador católico. Editorial Ed. Universidad de Cantabria, 1994. ISBN 9788481020465. p. 84.</ref>
* «[[Pueblo]] que no sabe su [[historia]] es pueblo condenado a irrevocable [[muerte]]. Puede producir brillantes individualidades aisladas, rasgos de [[pasión]], de [[ingenio]] y hasta de género, y serán como relámpagos que acrecentará más y más la lobreguez de la [[noche]]».<ref>Santoveña Setién, Antonio. Marcelino Menéndez Pelayo: revisión crítico-biográfica de un pensador católico. Editorial Ed. Universidad de Cantabria, 1994. ISBN 9788481020465. p. 84.</ref>


* «[[España]], evangelizadora de la mitad del orbe; España martillo de [[Hereje|herejes]], luz de Trento, espada de [[Roma]], cuna de [[Ignacio de Loyola|San Ignacio]]...; ésa es nuestra grandeza y nuestra unidad; no tenemos otra. El día en que acabe de perderse, España volverá al cantonalismo de los arévacos y de los vetones o de los [[Monarquía|reyes]] de taifas. A este término vamos caminando más o menos apresuradamente, y [[Ceguera|ciego]] será quien no lo vea.» <ref>Menéndez Pelayo, Marcelino. ''Historia de los heterodoxos españoles, volumen 2''. Editores José María Pérez-Roldán y Suanzes-Carpegna y Carlos María Pérez-Roldán y Suanzes-Carpeg‎na. ISBN 9788493555696. p. 907.</ref>
* «[[España]], evangelizadora de la mitad del orbe; España martillo de [[Hereje|herejes]], luz de Trento, espada de [[Roma]], cuna de [[Ignacio de Loyola|San Ignacio]]...; ésa es nuestra grandeza y nuestra unidad; no tenemos otra. El día en que acabe de perderse, España volverá al cantonalismo de los arévacos y de los vetones o de los [[Monarquía|reyes]] de taifas. A este término vamos caminando más o menos apresuradamente, y [[Ceguera|ciego]] será quien no lo vea».<ref>Menéndez Pelayo, Marcelino. ''Historia de los heterodoxos españoles, volumen 2''. Editores José María Pérez-Roldán y Suanzes-Carpegna y Carlos María Pérez-Roldán y Suanzes-Carpeg‎na. ISBN 9788493555696. p. 907.</ref>
** Epílogo de ''[[Historia]] de los heterodoxos españoles'', 1880-1882.
** Epílogo de ''[[Historia]] de los heterodoxos españoles'', 1880-1882.


* «No queráis llamar '[[Idioma español|lengua española]]' a la lengua castellana, frase malsonante y rara vez usada por nuestros clásicos, que siempre se preciaron de escribir en castellano. Tan lengua española es la castellana como la catalana y la portuguesa.» <ref>Mori, Arturo. Crónica de las Cortes Constituyentes de la segunda república española ... Colaborador Spain. Cortes Constituyentes (1931-1933). Editorial A. Aguilar, 1932. p. 145.</ref>
* «No queráis llamar '[[Idioma español|lengua española]]' a la lengua castellana, frase malsonante y rara vez usada por nuestros clásicos, que siempre se preciaron de escribir en castellano. Tan lengua española es la castellana como la catalana y la portuguesa».<ref>Mori, Arturo. Crónica de las Cortes Constituyentes de la segunda república española ... Colaborador Spain. Cortes Constituyentes (1931-1933). Editorial A. Aguilar, 1932. p. 145.</ref>


* «Nunca, en el largo curso de la historia, despertó [[nación]] alguna tan gloriosamente después de tan torpe y pesado [[sueño]] como España en 1808.» <ref>Menéndez y Pelayo, Marcelino. Historia de los heterodoxos españoles. Libro VII. Linkgua digital, 2011. ISBN 9788498166385. p. 11.</ref>
* «Nunca, en el largo curso de la historia, despertó [[nación]] alguna tan gloriosamente después de tan torpe y pesado [[sueño]] como España en 1808».<ref>Menéndez y Pelayo, Marcelino. Historia de los heterodoxos españoles. Libro VII. Linkgua digital, 2011. ISBN 9788498166385. p. 11.</ref>


* «Y a dar testimonio de que no se pueden conocer los [[Libro|libros]] de Milá sin conocer la tierra [[Cataluña|catalana]], he venido yo, el último de sus discípulos, aunque el primero de su [[confianza]], castellano de la más vieja [[Castilla]], de la montaña de [[Santander (ciudad)|Santander]] como ahora decimos, de la montaña de [[Burgos]] como decían nuestros antepasados, hijo de la espesa sierra que guarda en sus humildes peñascales la cuna del histórico [[río]] que a toda la península da [[nombre]], y que después de saludar las férreas lindes de la [[País Vasco|Vasconia]] y besar el muro triunfal y sagrado de [[Zaragoza]], viene a rendir tributo a vuestro mar en la ribera tortosina, simbolizando en su majestuoso curso la unidad suprema y la diversidad fecunda de la historia [[patria]].» <ref>Sáinz Rodríguez, Pedro. Estudios sobre Menéndez Pelayo. Editorial Espasa-Calpe, 1984. ISBN 9788423916474. p. 67.</ref>
* «Y a dar testimonio de que no se pueden conocer los [[Libro|libros]] de Milá sin conocer la tierra [[Cataluña|catalana]], he venido yo, el último de sus discípulos, aunque el primero de su [[confianza]], castellano de la más vieja [[Castilla]], de la montaña de [[Santander (ciudad)|Santander]] como ahora decimos, de la montaña de [[Burgos]] como decían nuestros antepasados, hijo de la espesa sierra que guarda en sus humildes peñascales la cuna del histórico [[río]] que a toda la península da [[nombre]], y que después de saludar las férreas lindes de la [[País Vasco|Vasconia]] y besar el muro triunfal y sagrado de [[Zaragoza]], viene a rendir tributo a vuestro mar en la ribera tortosina, simbolizando en su majestuoso curso la unidad suprema y la diversidad fecunda de la historia [[patria]]».<ref>Sáinz Rodríguez, Pedro. Estudios sobre Menéndez Pelayo. Editorial Espasa-Calpe, 1984. ISBN 9788423916474. p. 67.</ref>


== [[Últimas palabras famosas|Últimas palabras]] ==
== [[Últimas palabras famosas|Últimas palabras]] ==

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Marcelino Menêndez Pelayo

Véase también
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Marcelino Menéndez Pelayo (Santander, 3 de noviembre de 1856 - Santander, 19 de mayo de 1912), filólogo, historiador, bibliógrafo, polígrafo, filósofo y político español, nombrado académico de la Real Academia Española (1890) y de la Real Academia de la Historia (1882)[1], antes de los 30 años. Fue también director de la Biblioteca Nacional.

Citas

  • «Pueblo que no sabe su historia es pueblo condenado a irrevocable muerte. Puede producir brillantes individualidades aisladas, rasgos de pasión, de ingenio y hasta de género, y serán como relámpagos que acrecentará más y más la lobreguez de la noche».[2]
  • «España, evangelizadora de la mitad del orbe; España martillo de herejes, luz de Trento, espada de Roma, cuna de San Ignacio...; ésa es nuestra grandeza y nuestra unidad; no tenemos otra. El día en que acabe de perderse, España volverá al cantonalismo de los arévacos y de los vetones o de los reyes de taifas. A este término vamos caminando más o menos apresuradamente, y ciego será quien no lo vea».[3]
    • Epílogo de Historia de los heterodoxos españoles, 1880-1882.
  • «No queráis llamar 'lengua española' a la lengua castellana, frase malsonante y rara vez usada por nuestros clásicos, que siempre se preciaron de escribir en castellano. Tan lengua española es la castellana como la catalana y la portuguesa».[4]
  • «Nunca, en el largo curso de la historia, despertó nación alguna tan gloriosamente después de tan torpe y pesado sueño como España en 1808».[5]
  • «Y a dar testimonio de que no se pueden conocer los libros de Milá sin conocer la tierra catalana, he venido yo, el último de sus discípulos, aunque el primero de su confianza, castellano de la más vieja Castilla, de la montaña de Santander como ahora decimos, de la montaña de Burgos como decían nuestros antepasados, hijo de la espesa sierra que guarda en sus humildes peñascales la cuna del histórico río que a toda la península da nombre, y que después de saludar las férreas lindes de la Vasconia y besar el muro triunfal y sagrado de Zaragoza, viene a rendir tributo a vuestro mar en la ribera tortosina, simbolizando en su majestuoso curso la unidad suprema y la diversidad fecunda de la historia patria».[6]

Últimas palabras

Referencias

  1. www.rah.es/menendez-pelayo
  2. Santoveña Setién, Antonio. Marcelino Menéndez Pelayo: revisión crítico-biográfica de un pensador católico. Editorial Ed. Universidad de Cantabria, 1994. ISBN 9788481020465. p. 84.
  3. Menéndez Pelayo, Marcelino. Historia de los heterodoxos españoles, volumen 2. Editores José María Pérez-Roldán y Suanzes-Carpegna y Carlos María Pérez-Roldán y Suanzes-Carpeg‎na. ISBN 9788493555696. p. 907.
  4. Mori, Arturo. Crónica de las Cortes Constituyentes de la segunda república española ... Colaborador Spain. Cortes Constituyentes (1931-1933). Editorial A. Aguilar, 1932. p. 145.
  5. Menéndez y Pelayo, Marcelino. Historia de los heterodoxos españoles. Libro VII. Linkgua digital, 2011. ISBN 9788498166385. p. 11.
  6. Sáinz Rodríguez, Pedro. Estudios sobre Menéndez Pelayo. Editorial Espasa-Calpe, 1984. ISBN 9788423916474. p. 67.
  7. Menéndez Pelayo. Cien años después. Actas del Congreso Internacional. Colaborador Marcelino Menéndez y Pelayo. Editor Ministerio de Educación, 2015. ISBN 9788488703613. 181.