Diferencia entre revisiones de «Raoul Vaneigem»

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=== ''De la Huelga Salvaje a la Autogestión Generalizada (1974) ===
=== ''De la Huelga Salvaje a la Autogestión Generalizada (1974) ===


*"El tiempo de trabajo absorbe la mayor parte de la vida, pues determina asimismo el tiempo llamado 'libre', el tiempo de dormir, de desplazamiento, de comida, de distracción. Afecta también al conjunto de la vida cotidiana de cada cual y tiende a reducirla a una sucesión de instantes y de lugares, que tienen en común la misma repetición vacía, la misma ausencia creciente de vida auténtica."
* ''El tiempo de trabajo absorbe la mayor parte de la vida, pues determina asimismo el tiempo llamado 'libre', el tiempo de dormir, de desplazamiento, de comida, de distracción. Afecta también al conjunto de la vida cotidiana de cada cual y tiende a reducirla a una sucesión de instantes y de lugares, que tienen en común la misma repetición vacía, la misma ausencia creciente de vida auténtica.''


*"El tiempo de trabajo forzado es una mercancía. En todas partes donde hay mercancía hay trabajo forzado, y casi todas las actividades se asemejan progresivamente al trabajo forzado: producimos, consumimos, comemos, dormimos para un patrono, para un jefe, para el Estado, para el sistema d ella mercancía generalizada."
* ''El tiempo de trabajo forzado es una mercancía. En todas partes donde hay mercancía hay trabajo forzado, y casi todas las actividades se asemejan progresivamente al trabajo forzado: producimos, consumimos, comemos, dormimos para un patrono, para un jefe, para el Estado, para el sistema d ella mercancía generalizada.''


*"El trabajo forzado produce únicamente mercancías. Toda mercancía es inseparable de la mentira que la representa. Así pues, el trabajo forzado produce mentiras, produce un mundo de falsas representaciones, un mundo al revés en el que la imagen sustituye a la realidad."
* ''El trabajo forzado produce únicamente mercancías. Toda mercancía es inseparable de la mentira que la representa. Así pues, el trabajo forzado produce mentiras, produce un mundo de falsas representaciones, un mundo al revés en el que la imagen sustituye a la realidad.''


*"La fábrica está en todas partes. Es la mañana, el tren, el coche, el paisaje destruido, la máquina, los jefes, la casa, los diarios, la familia, el sindicato, la calle, las compras, las imágenes, la paga, la televisión, el lenguaje, las vacaciones, la escuela, los trabajos caseros, el aburrimiento, la cárcel, el hospital, la noche. Es el tiempo y el espacio de la supervivencia cotidiana. Es la costumbre de los gestos repetidos, de las pasiones rechazadas y vividas por delegación, por imágenes interpuestas."
* ''La fábrica está en todas partes. Es la mañana, el tren, el coche, el paisaje destruido, la máquina, los jefes, la casa, los diarios, la familia, el sindicato, la calle, las compras, las imágenes, la paga, la televisión, el lenguaje, las vacaciones, la escuela, los trabajos caseros, el aburrimiento, la cárcel, el hospital, la noche. Es el tiempo y el espacio de la supervivencia cotidiana. Es la costumbre de los gestos repetidos, de las pasiones rechazadas y vividas por delegación, por imágenes interpuestas.''


*Los diarios, la radio, la televisión son los vehículos más groseros de la mentira. No solamente nos alejan de los auténticos problemas – del '¿cómo vivir mejor?' que se plantea concretamente cada día -, sino que además nos empujan a identificarnos con unas imágenes prefabricadas, a situarnos de manera abstracta en el lugar de un jefe de Estado, de una vedette, de un asesino, de una víctima, en suma, a reaccionar como si fuéramos otro. Las imágenes que nos dominan es el triunfo de lo que no somos y de lo que nos expulsa de nosotros mismos; de lo que nos convierte en objetos a clasificar, etiquetar, jerarquizar, según el sistema de la mercancía generalizada."
* ''Los diarios, la radio, la televisión son los vehículos más groseros de la mentira. No solamente nos alejan de los auténticos problemas – del '¿cómo vivir mejor?' que se plantea concretamente cada día -, sino que además nos empujan a identificarnos con unas imágenes prefabricadas, a situarnos de manera abstracta en el lugar de un jefe de Estado, de una vedette, de un asesino, de una víctima, en suma, a reaccionar como si fuéramos otro. Las imágenes que nos dominan es el triunfo de lo que no somos y de lo que nos expulsa de nosotros mismos; de lo que nos convierte en objetos a clasificar, etiquetar, jerarquizar, según el sistema de la mercancía generalizada.''


== Referencias ==
== Referencias ==

Revisión del 12:51 11 dic 2017

Raoul Vaneigem (nacido en 1934) es un escritor y filósofo belga. Nació en Lessines (Hainaut, Bélgica). Después de estudiar filología romántica en la Université Libre de Bruxelles (Universidad Libre de Bruselas) desde 1952 a 1956, participó en la Internacional Situacionista desde 1961 a 1970.

Citas

  • No hay ni bien ni mal uso de la libertad de expresión, hay un uso insuficiente.
  • Nada es sagrado, todo se puede decir.
    • (¿Qué libertad?, P. 15)
  • No son inadmisibles las ideas, incluso las más absurdas, incluso la más odiosa.
  • Permitiendo todas las opiniones podemos reconocer las nuestras.
  • Nada es sagrado. Todo el mundo tiene derecho a criticar, a burlarse, a ridiculizar todas las religiones, todas las ideologías, todos los sistemas conceptuales, todos los pensamientos. Tenemos derecho a poner a parir a todos los dioses, mesías, profetas, papas, popes, rabinos, imanes, bonzos, pastores, gurús, así como a los jefes de Estado, los reyes, los caudillos de todo tipo…

Tratado del saber vivir para uso de las jóvenes generaciones (1967) [1]

  • Los que hablan de revolución y de lucha de clases sin referirse explícitamente a la vida cotidiana, sin comprender lo que hay de subversivo en el amor y de positivo en el rechazo de las obligaciones, tienen un cadáver en la boca.
  • El amor del trabajo bien hecho y el gusto de la promoción en el trabajo son hoy la marca indeleble de la debilidad y de la más estúpida sumisión.
  • Trabajar para sobrevivir, sobrevivir consumiendo y para consumir, se cierra el círculo infernal. Bajo el reino del economicismo, sobrevivir es a la vez necesario y suficiente. Quedan una treintena de años para impedir que la era transitoria de los esclavos sin amos dure dos siglos.
  • De hecho la ideología extrae su esencia de la cantidad; no es más que una idea reproducida muchísimas veces en el tiempo (el condicionamiento pavloviano) y en el espacio (su adopción por los consumidores). La ideología, la información, la cultura tiende cada vez más a perder su contenido para convertirse en mera cantidad. Cuanto menos importancia tiene una información, más repetida es y mejor aleja a la gente de sus verdaderos problemas.
  • Las antologías están llenas de textos de agitación; los museos de llamamientos a la insurrección; la historia los conserva tan bien en el jugo de su duración que nos olvidamos de verlos o de oírlos. Y es justamente ahí donde la sociedad de consumo actúa frecuentemente como un disolvente saludable. En nuestra época el arte ya no erige otra cosa que catedrales de plástico. Ya no hay estética que, bajo la dictadura de lo consumible, no desaparezca antes de haber conocido sus obras maestras.
  • (…) Sus personajes con la cabeza vacía ejemplifican bien el balance acusador de la inhumanidad. Las plazas desiertas, la decoración petrificada muestran al hombre deshumanizado por las cosas que ha creado y que, fijadas en un urbanismo en el que se condensa la fuerza opresiva de las ideologías, lo vacían de su sustancia, lo vampirizan.
  • Quien consume se consume como inauténtico; alimenta la apariencia en provecho del espectáculo y a expensas de la verdadera vida. Muere donde se agarra porque se agarra a cosas muertas; a mercancías, a roles. Todo lo que posees te posee a tu vez. Todo lo que te convierte en propietario, te adapta a la naturaleza de las cosas; te envejece. El tiempo que fluye es el que llena el espacio vacío dejado por la ausencia del yo. Si corres tras el tiempo, el tiempo corre aún más deprisa: es la ley de lo consumible. ¿Quieres retenerlo? Te deja sin aliento y te envejece más. Hay que cogerle in fraganti, en el presente; pero el presente está por construir."
  • "Sólo es espontáneo lo que no emana de una obligación interiorizada hasta en el subconsciente, y que, además, escapa al dominio de la abstracción alienante, a la recuperación espectacular. Se entiende que la espontaneidad es una conquista más que algo dado. La reestructuración del individuo debe pasar por una reestructuración del inconsciente.

De la Huelga Salvaje a la Autogestión Generalizada (1974)

  • El tiempo de trabajo absorbe la mayor parte de la vida, pues determina asimismo el tiempo llamado 'libre', el tiempo de dormir, de desplazamiento, de comida, de distracción. Afecta también al conjunto de la vida cotidiana de cada cual y tiende a reducirla a una sucesión de instantes y de lugares, que tienen en común la misma repetición vacía, la misma ausencia creciente de vida auténtica.
  • El tiempo de trabajo forzado es una mercancía. En todas partes donde hay mercancía hay trabajo forzado, y casi todas las actividades se asemejan progresivamente al trabajo forzado: producimos, consumimos, comemos, dormimos para un patrono, para un jefe, para el Estado, para el sistema d ella mercancía generalizada.
  • El trabajo forzado produce únicamente mercancías. Toda mercancía es inseparable de la mentira que la representa. Así pues, el trabajo forzado produce mentiras, produce un mundo de falsas representaciones, un mundo al revés en el que la imagen sustituye a la realidad.
  • La fábrica está en todas partes. Es la mañana, el tren, el coche, el paisaje destruido, la máquina, los jefes, la casa, los diarios, la familia, el sindicato, la calle, las compras, las imágenes, la paga, la televisión, el lenguaje, las vacaciones, la escuela, los trabajos caseros, el aburrimiento, la cárcel, el hospital, la noche. Es el tiempo y el espacio de la supervivencia cotidiana. Es la costumbre de los gestos repetidos, de las pasiones rechazadas y vividas por delegación, por imágenes interpuestas.
  • Los diarios, la radio, la televisión son los vehículos más groseros de la mentira. No solamente nos alejan de los auténticos problemas – del '¿cómo vivir mejor?' que se plantea concretamente cada día -, sino que además nos empujan a identificarnos con unas imágenes prefabricadas, a situarnos de manera abstracta en el lugar de un jefe de Estado, de una vedette, de un asesino, de una víctima, en suma, a reaccionar como si fuéramos otro. Las imágenes que nos dominan es el triunfo de lo que no somos y de lo que nos expulsa de nosotros mismos; de lo que nos convierte en objetos a clasificar, etiquetar, jerarquizar, según el sistema de la mercancía generalizada.

Referencias

  1. Tratado del saber vivir para uso de las jóvenes generaciones Capítulo I "La perspectiva del poder" Ed. Anagrama, Barcelona, 2008.