«Ayudar en la edad más tierna a los pobres con la cultura unida al santo temor de Dios es un servicio tan útil como necesario. El provecho es indudable. Se toca con las manos».
«El Señor proveerá cuanto sea necesario, con tal que nosotros procuremos atender con toda diligencia a los niños».
«Hemos de castigar con mucha piedad, que así lo requiere el nombre y la caridad que profesamos».
«Sé por experiencia que quienes, desde la primera edad, fueron educados con la doctrina cristiana y bebieron desde niños juntamente la piedad y las letras, terminaron por ser perfectos».