Jorge Altamira

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José Saúl Wermus,
Jorge Altamira
«Soy socialista e internacionalista, por sobre todo, por eso pongo la defensa de la condición humana por encima de la que se adjudica cualquier religión, cualquier etnia y cualquier nacionalismo».
«Soy socialista e internacionalista, por sobre todo, por eso pongo la defensa de la condición humana por encima de la que se adjudica cualquier religión, cualquier etnia y cualquier nacionalismo».
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José Saúl Wermus (Buenos Aires, 14 de abril de 1942), conocido como Jorge Altamira, es un político trotskista argentino de origen judío. Ha sido varias veces candidato a presidente de la nación y a diputado nacional por el Partido Obrero, del cual es miembro fundador y destacado dirigente.

Citas[editar]

  • «Vamos a cometer muchos errores, pero naturalmente el revolucionario es el tipo mejor preparado para los errores; no el más dispuesto a cometerlos, pero sí el mejor preparado porque está dispuesto a afrontar todos los costos de una lucha que signifique una victoria final de los oprimidos sobre los opresores».[sin fuentes]
  • «Acá se ha hablado de muchas cosas, menos del carácter del Estado. Por ejemplo, en este Estado, ¿el electorado argentino tiene más poder que el Fondo Monetario Internacional? No, si se juzga por los jubilados y por los asalariados. El Fondo Monetario Internacional va a cobrar su deuda, y los jubilados y los asalariados, que son una inmensa mayoría de este país y que son electores, van a tener congelados sus salarios por mucho tiempo como consecuencia del compromiso de pagar la deuda externa. El Estado responde a esta estructura social, a estos intereses dominantes».
  • «Acá hay un conjunto de derechos llamados individuales - que son garantías - como, por ejemplo, el derecho a la propiedad. La propiedad permite que un gran terrateniente de la provincia de Buenos Aires le esté pagando 150 pesos a un obrero agrícola, mientras está colocando exportaciones en el exterior en dólares, con el precio de la soja en alza. Eso es lo que permite el derecho. Nadie puede decir que es ilegal. (...) si fuera por la justicia, saltaría la propiedad de los terratenientes porque, evidentemente, que uno explote una masa tan grande de gente y se llene tanto de plata y en forma tan abusiva, no sería socialmente justo».
  • «Los partidos revolucionarios no surgen por casualidad ni los inventa alguien. Son el resultado de una experiencia histórica y por eso es tan importante militar en ellos y explotar todas sus potencialidades».
  • «Porque los revolucionarios antes que marxistas somos revolucionarios. Porque somos revolucionarios nos hemos convertido en marxistas. No porque somos marxistas nos hemos convertido en revolucionarios. Porque nos indigna la opresión. Y al que le indigna la opresión es un revolucionario. Porque no toleramos que el de arriba pise al de abajo, eso nos convierte en revolucionarios. Porque eso nos produce odio, nos da mucha bronca y nos produce una reacción, es que hemos buscado el camino más eficaz, más coherente -científico si ustedes quieren, y nos hemos convertido en marxistas».
  • «El derecho al aborto es, como todo derecho, un recurso de defensa, de protección de la salud física y moral de la mujer – no es emancipatorio. Es como el descanso dominical o la reducción de la jornada laboral, o el derecho a trabajar (explotado), un límite a la destrucción social que entraña la explotación. En la sociedad presente, la energía humana y “los cuerpos” son explotados por el capital y están a su servicio – con sus jornadas de trabajo cada vez más largas, sus ritmos de producción más intensos, la cosificación de las relaciones sociales y con ella la de la mujer, y el desarrollo de las necesidades en función del mercado y la acumulación de capital. La interrupción del embarazo no es de ningún modo una decisión realmente ‘libre’, pues se encuentra determinada por un conjunto de condiciones sociales, que escapan al dominio individual. El derecho al aborto apunta a evitar un daño ulterior mayor, para la mujer o incluso la pareja. Si el capital condiciona la más poderosa de las relaciones humanas, la sexual, a una existencia enajenada, tiene plena justificación el derecho a reclamar la defensa propia contra las consecuencias de esa alineación social. “La autonomía sobre nuestros cuerpos” no será conquistada por el derecho al aborto, no es su propósito, sino por medio de la abolición del capitalismo y la construcción, sobre esa base, de una sociedad "donde el desarrollo de cada uno sea la medida del desarrollo de todos"».
  • «Conquistar el derecho al aborto por medio de la lucha de clases significa arrancar al capital y a su Estado una conquista por los mismos medios y los mismos métodos que llevan, potencialmente, a la abolición del capital y del Estado».
  • «Nosotros somos antiestatistas, y esto es interesante porque todo el mundo piensa "si son de izquierda, son estatistas". No. La izquierda o el marxismo tienen por finalidad la abolición del Estado. Somos más liberales que los liberales norteamericanos, que critican al Estado pero cuando hay que rescatar a un banco en quiebra recurren al Estado. Nosotros somos antiestatistas ¿y cómo puede ser eso si nos proponemos nacionalizar los bancos? Es una contradicción. Nosotros tenemos esa contradicción, pero es una contradicción de la realidad, porque nosotros entendemos que esos bancos deben ser nacionalizados bajo un sistema de gestión popular, no bajo el poder coercitivo del Estado, en el que un burócrata decide en lugar del trabajador y, además, su decisión es arbitraria porque no corresponde a un plan de desarrollo».

Referencias[editar]